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Crítica:GREC 2000TEATRO - HURRACAN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Montaje impecable

Estrenar nuevos textos escénicos es una obligación. E incluso hacerlo con textos que ciertamente, como en el caso de Hurracan, que Enric Nolla leyó públicamente en el Festival de Sitges hace ya algunos años, no tienen garantía de éxito. Hurracan es, cuando menos, un experimento arriesgado cuya viabilidad resultaba difícil valorar sin una adecuada puesta en escena. De hecho, la obra se inspira en una serie de noticias que en la época de la creación del texto tuvieron a la opinión pública en vilo: fundamentalmente, la matanza de Puerto Hurraco y el secuestro de la farmacéutica de Olot, a las que se suman otras que conforman, en conjunto, un retrato bastante negro del ser humano. No es, desde luego, un espectáculo sensacionalista, sino que trata de analizar la brutalidad del alma humana, su capacidad de autoengaño, en última instancia la existencia del cielo y del infierno. Que esté inspirado en hechos reales no tiene, en el fondo, la menor importancia.La obra empieza el día de la comunión de una niña de la que sabremos muy pronto que tiene poderes para ver el futuro. Y lo que ve el día de su primera comunión es la matanza que perpetrarán sus tíos para vengar la muerte, en un accidente provocado, de la abuela. A partir de esta secuencia y en las siguientes -la fiesta de la niña, los juegos en el bosque, las apariciones del fantasma de la abuela, el enfrentamiento de las tías...- el público irá descubriendo uno tras otro los personajes de las diferentes tragedias reunidos en un único lugar, una coincidencia que hace de ese espacio una antesala del infierno. No cabe duda de que la primera secuencia, que es cuando se plantea la historia y se genera el suspense, es ejemplar. Pero luego el texto se va haciendo reiterativo, explica lo que ya sabemos, intercala secuencias confusas, y los diálogos y monólogos crean un círculo vicioso que no logra transmitir la condición psicológicamente obsesiva de la maldad y sí, en cambio, una sensación de redundancia.

Hurracan

De Enric Nolla. Dirección: Rafel Duran. Intérpretes: Mercè Arànega, Lurdes Barba, Rosa Boladeras, Àngela Jové, Sílvia Ricart, Mercè Mariné. Escenografía: Ramon Simó. Vestuario: Rafel Lladó. Iluminación: Maria Domènech. Sonido: José Antonio Gutiérrez. Sala Beckett. Barcelona, 28 de julio.

Si el texto no acaba de convencer, Hurracan es, en cambio, en la puesta en escena de Rafel Duran, sencillamente impecable, y cuenta con dos interpretaciones, las de Mercè Arànega y de Lurdes Barba, que es preciso calificar de brillantes. Las dos actrices, que recrean a las tías instigadoras de la matanza, componen unos personajes excesivos, de corte casi expresionista, como surgidos de La familia de Pascual Duarte. Junto a ellas, la joven Sílvia Ricart, que interpreta a la niña, es todo un descubrimiento. Escenografía, iluminación y vestuario dotan al espectáculo de una plástica bella y narrativamente eficaz. Quizá no sea, a causa del texto, un espectáculo redondo, pero sí es una de las mejores puestas en escena de este festival Grec.

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