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Clos reabre la 'guerra' con Pujol al considerar que no apoya las reivindicaciones de Barcelona

El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido poner fin a un armisticio que ha durado tres años. El alcalde Joan Clos ha reabierto las hostilidades con su vecino de la plaza de Sant Jaume, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Tanto el alcalde como algunos de sus más estrechos colaboradores en el equipo de gobierno municipal creen que el Ejecutivo catalán debe implicarse en los proyectos de Barcelona: "Hay dejación de la Generalitat en su capacidad de intervención", resumía ayer un dirigente socialista. Desde CiU se ha respondido a este primer ataque acusando de "deslealtad" a Clos.

Enfado de CiU

Desde que Pasqual Maragall designó a Joan Clos en septiembre de 1997 como alcalde de Barcelona y éste obtuvo una amplia mayoría en las elecciones del año pasado, el alcalde ha manifestado en público y en privado que no era partidario de una política de enfrentamiento con Jordi Pujol. Las circunstancias han cambiado y el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido pasar a la ofensiva y reabrir la guerra.El pasado miércoles el alcalde exigió a Pujol que liderase los proyectos que tiene pendientes Barcelona. Al mensaje de Clos se le sumaron ayer los de algunos de sus más estrechos colaboradores en el Ayuntamiento de Barcelona y también dirigentes socialistas que han visto con buenos ojos que Clos utilice un tono más beligerante. "El gobierno de CiU no gobierna y eso quiere decir que no negocia nada; ni el AVE, ni la ampliación del aeropuerto,ni nada. Tan sólo se limitan a pedir subvenciones para paliar el déficit y fondos para inversiones de fuera de la región metropolitana de Barcelona", resumía ayer un dirigente del PSC.

Desde el equipo de gobierno municipal se justifica el enfado del alcalde: "Ha pasado casi un año y las grandes bazas de la ciudad -como la ampliación del aeropuerto, la llegada del AVE, la estación de la Sagrera y el Fòrum 2004- han permanecido prácticamente estancadas y sólo se ha conseguido avanzar algo por el empeño del Ayuntamiento y cierto apoyo del PP. No se oye la voz de la Generalitat a no ser para decir que no está de acuerdo, como en el caso del trazado del AVE en Barcelona", resumía ayer un colaborador de Clos, quien insistió en que hubieran visto con buenos ojos que el Gobierno catalán hubiera batallado en alguna ocasión por la capital catalana. "Al gobierno de CiU no le preocupa la ciudad y eso es así porque no la gobiernan. Además, ahora resulta que tampoco tienen capacidad de influencia en el gobierno del Estado", precisó un dirigente socialista.

En el equipo de gobierno municipal se tiene bastante asumida la posibilidad de que algunos proyectos de Barcelona consigan salir adelante con el apoyo del Gobierno del Partido Popular: "Y no sólo en el caso de Barcelona, lo mismo está ocurriendo con otras ciudades de la región metropolitana cuyos alcaldes están exponiendo sus planes directamente en los despachos del Ministerio de Fomento".El presidente del grupo municipal de CiU, Joaquim Molins, invitó a Clos a "dar la cara" y a no traspasar las responsabilidades a otras administraciones. "No dé lecciones a los otros", le espetó. Fuentes del mismo grupo expresaron su disgusto con el alcalde de Barcelona por haberse "autoinvitado" a la reunión de la comisión de seguimiento de la Carta Municipal con el ministro Jesús Posada con el único objetivo de "salir en la foto" y restar protagonismo al resto de asistentes y en particular al consejero de Gobernación, Josep Antoni Duran Lleida. Medios de la Generalitat también confirmaron a este periódico que el alcalde de Barcelona expresó su intención de acudir a la entrevista en Madrid, a pesar de no formar parte de la comisión.

Duran Lleida se sumó a las críticas de Molins y dijo sentirse "indignado" y "perplejo" por las palabras de Clos. El consejero acusó al alcalde de "deslealtad institucional" y de "desagradecido" porque, a su juicio, aprovechó "nuestra invitación para poner a caldo a la Generalitat".

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