La cara amable del cine al aire libre
Menos mal que le gusta el cine, aunque las películas de miedo no le hagan mucha gracia, porque el destino de esta cordobesa está ligado desde la cuna al celuloide y a las colas de espectadores. María del Carmen Cabezas Gutiérrez es taquillera del cine de verano más antiguo de Córdoba, El Coliseo San Andrés, un espacio abierto en un patio de vecinos que comenzó a proyectar películas en tiempos de la República. El séptimo arte ha evolucionado, y con él las salas de proyección, que han vivido momentos de crisis y han recuperado el auge en las últimas temporadas. Cabezas conoce bien estos cambios. Su padre era operador, y de su madre heredó el empleo de taquillera.Éste es hoy su único trabajo. Durante años fue taquillera en la temporada de invierno en el desaparecido cine Santa Rosa. Ahora está en la sala al aire libre Coliseo, y el resto del año está parada, pues no encuentra trabajo como auxiliar administrativa. Ella lo toma con tranquilidad y se convierte en la cara amable que recibe al público a su llegada al establecimiento. Comenta que el espectador del cine de verano tiene un perfil familiar: "Cuando son películas infantiles vienen los padres con los hijos, cuando son de adultos predominan las parejas jóvenes y los matrimonios". Un tipo de público que marca el contenido de la programación. La mayor parte de las casi 40 películas que se proyectan en verano son comedias, aventuras o títulos ligeros, capaces de captar a ese tipo de aficionados.
El clima de Córdoba propicia el auge de estas salas, aunque ha habido rachas. Carmen recuerda que llegó a haber hasta 20 cines, sobre todo en el casco antiguo, y admite que la pasada década estuvieron a punto de desaparecer. Varias salas cerraron, y otras languidecían. Actualmente hay en Córdoba media docena de cines de verano con una buena clientela.
El Ayuntamiento ha llegado a un acuerdo con varias salas de verano para que el jueves sea el día del niño, con descuentos del 50% en las entradas. Al Coliseo no le había tocado aún cuando se hizo esta entrevista, pero la taquillera dice que, por la experiencia de las otras salas, cabe esperar un lleno. Cabezas cree que el éxito de los cines depende de su programación, y señala que ésta ha mejorado en los últimos años, así como las características técnicas.
Cuando se le pregunta hasta qué punto la libertad del espectador para llevarse comida a los cines de verano influye en el aforo (algunos cines tienen hasta mesas al fondo de la sala, junto al bar), duda: "Permitimos que la gente traiga bocadillos, o bolsas, pero no vemos bien que traigan la nevera o pretendan llamar a Telepizza". "Una vez se presentaron unos espectadores con una olla de almejas en salsa. Eso es excesivo". ¿Se la comieron? "Sí, se la comieron en el cine". Por incríble que parezca.
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