Baño de masas para Commesso

Commesso, napolitano, el anticiclista por su aspecto (una bola redonda, paticorto, de gordos gemelos, de pedaleo feo, feo, feo), cálido, volcánico, emotivo; Vinokúrov, kazajo, rubio albino, perfil de escuela, en apariencia, frío. Cara a cara ambos. Una línea de 400 metros para los dos. El pelotón, muy lejos, a más de cuarto de hora (la fuga consentida salió en el cuarto kilómetro y no interesó a nadie: la formaban cinco corredores de cinco equipos que aún no habían ganado una etapa este Tour, Telekom, Crédit Agricole, Saeco, Bonjour y Lotto); los otros tres colegas de fuga, lejos, a dos minutos. ¿Quién ganará de los dos? Commesso, claro. Más rápido y más hábil. Así es el ciclismo.Es el segundo triunfo en dos Tours del italiano del Saeco, que ya el año pasado, en circunstancias similares, derrotó sobre la línea a Serpellini en Albi. Fue una victoria que enfrió medianamente a la tremenda multitud que en Alemania convocó el paso del Tour: más de un millón de personas, según cálculos policiales. Esperaban un triunfo de Erik Zabel, que no llegó (no hubo sprint y además el alemán maillot verde lleva tres años sin ganar una etapa en el Tour) o por lo menos una victoria vicaria de Vinokúrov, defensor de los colores locales del Telekom. Como el 14 de julio en que Txente García Acosta fastidió la fiesta francesa, el italiano increíble enseñó ciclismo en Alemania.