El último obstáculo ante Beloki
La contrarreloj de hoy deberá confirmar el tercer puesto final del ciclista vitoriano
Ante Joseba Beloki se extienden 58,5 kilómetros llanos, un paso fronterizo (entre Alemania y Francia) y poco más de 70 minutos de esfuerzo al 100% de su capacidad. Es la contrarreloj de hoy, Friburgo-Mulhouse, la última mina en el camino hacia París, el último obstáculo entre el sorprendente y extraordinario ciclista vitoriano y un puesto en el podio de los Campos Elíseos. Dicen que ésta, la respuesta a la ansiedad de Beloki, es la única duda, el único interés de la contrarreloj de hoy. La solución no parece muy difícil: no es, evidentemente, un obstáculo insalvable.Si algo es Beloki, un cuerpo pequeño, una buena cilindrada, una excelente capacidad, es un hombre regular. Resistente en la montaña, resistente en las contrarreloj. Más todavía, si algo es Beloki es más contrarrelojista que escalador. Más, más aún, si una enseñanza se puede sacar de este Tour de las revelaciones es que Beloki es el único que puede interferir en el pretendido diálogo Armstrong-Ullrich que en teoría debe dominar la prueba de hoy. Dicen muchos que Ullrich es el favorito, porque sale de su país, va a más y es el campeón del mundo de la especialidad; pero otros tantos apuntan que Armstrong, pese a ir a la baja, no quiere ser como Walkowiak, LeMond, Aimar y Nencini, los cuatro que han ganado el Tour sin ganar una etapa, y que ese punto de orgullo, su calidad y su capacidad para preparar una prueba de 70 minutos son suficientes argumentos para apostar por él. Desde que Armstrong es Armstrong nunca se ha enfrentado en una contrarreloj a Ullrich, por lo que por ahí no hay referencias.
Se cumplirá así una ley fundamental: el Tour 2000 puede haber sido el Tour de los escaladores que proclamó Pantani (de hecho, Armstrong ha sido el mejor escalador), pero el podio, como casi siempre, lo dictan las contrarreloj. La montaña ha eliminado a unos cuantos pretendientes (Olano, Zülle, Jalabert), pero, si se hacen unos cuantos cálculos, se verá que entre los supervivientes, el orden lo ha marcado, hasta ahora, la suma de las diferencias creadas entre la primera contrarreloj (los 16,5 kilómetros de Futuroscope) y los 70 kilómetros de la contrarreloj por equipos. No se sabe si Eddy Merckx ha tirarado de calculadora, pero dice más o menos lo mismo. "Y afirmo", dice el caníbal belga, "que no sólo Armstrong, Ullrich, Beloki será el orden en París, sino que también ese mismo orden, el americano, el alemán, el español, será el orden en Mulhouse". Difícil disentir de Merckx, claro.
Beloki se siente, de todas maneras, en territorio desconocido, aunque no por ello precisamente hostil. También el Tour es la primera carrera de tres semanas que corre en su vida, y no ha sucumbido a las exageradas amenazas de una tercera semana de fatiga, así que no tiene por qué ser descorazonador o mal augurio que la de hoy sea la primera contrarreloj de más de 40 kilómetros que disputa en sus tres años de profesional. Todo se hace andando. No será, sin embargo, la primera vez que pelee con Armstrong en una contrarreloj aparte de la primera etapa de este año en la que perdió 38s en 16,5 kilómetros. En la Dauphiné del 99 hubo un prólogo de 6,8 kilómetros en el que Armstrong le sacó 15s. Y en la Dauphiné de este 2000, en los duros 35,7 kilómetros de Saint Etienne en los que la gran esperanza joven española Haimar Zubeldia cedió sólo 21s al americano, Beloki no llegó a perder ni un minuto (58s).
Si no hubiera habido contrarreloj, si las únicas diferencias entre los corredores de este Tour se hubieran generado en las cinco etapas de montaña (Hautacam, Ventoux, Izoard, Madeleine y Joux Plane), Heras habría sido el segundo clasificado. Sólo 34s le habría ganado en el duro terreno Armstrong. Buen tanto (claro que mejor es el de Botero: el rubio e hirsuto colombiano habría sido el mejor de todos en la montaña, mejor todavía que Armstrong, si no se hubiera agarrado una pájara de 12 minutos subiendo Hautacam). El escalador bejarano de buen conformar perdió el podio entre las dos contrarrelojs (la individual y la colectiva) y, por lo tanto, no parece muy probable que lo recupere en los 60 kilómetros de hoy, también una distancia insólita para él, aunque tenga a Beloki a tiro de sólo 5s. Suerte tendrá si no se ve relegado uno o dos puestos sucumbiendo a la amenaza de la pareja francesa. Bien que Moreau, en este Tour, en el que precisamente se ha manejado más a su gusto en la montaña, ha mostrado sus lagunas rodando (1.01 cedió en Futuroscope a Armstrong, y no es un hecho aislado: en la Dauphiné perdió 1.43m en los 36 kilómetros), pero no por ello deja de ser un reputado especialista con el cuerpo de más de 1,80 preparado para ello; bien que Virenque no sea precisamente un ejemplo de contrarrelojista, pero malos serían los olvidos: en Futuroscope hizo el mismo tiempo que Heras. La única referencia larga de ambos proviene de la Vuelta 98: en los 39 kilómetros de Fuenlabrada, Virenque lo hizo 1.03m mejor que el salmantino (y de paso, sólo perdió 53s con respecto al Armstrong que volvía a ser ciclista después de su cáncer).
Seguramente también dormirá inquieto Francisco Mancebo. El mejor joven contará con un aliado especial para tratar de defender su novena plaza de las acometidas de Nardello (12º, a 1.21 del pitufo de Navaluenga): una combinación especial, cuerpo blanco y pantalón azul, manga larga y guantes integrales, que el fabricante Nalini le ha hecho ex profeso. Su sonrisa, ahí, brillará como nunca.
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