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Reportaje:

La aventura diaria de los 'autobuses' Algeciras-Tánger

Tereixa Constenla

El director general de la Marina Mercante, José Luis López-Sors González, impartió ayer una pequeña lección histórica sobre los desastres de la navegación durante su conferencia de prensa. Las dos grandes tragedias marítimas tuvieron su origen en dos choques. Un iceberg llevó al fondo del mar el derroche de lujo y fantasía del Titanic. El segundo caso ocurrió el 25 de julio de 1956, en Nantucket (Estados Unidos), y la razón fue un inesperado cambio de rumbo del barco Stockolm, que se cruzó con el barco italiano Andrea Doria al que no detectó en la niebla. Murieron medio centenar de pasajeros.Ni el Ciudad de Tánger ni el Ciudad de Ceuta, los dos barcos siniestrados, transportaban pasajeros de alta alcurnia ni han sido diseñados para el boato, como era el caso del Andrea Doria. Los dos transbordadores de la compañía Agencia Schembri, filial del Grupo Trasmeditérranea, que cubrían la ruta Algeciras-Tánger, actúan casi como autobuses interurbanos. Y también tienen días punta como el pasado fin de semana, con más de 4.000 viajeros transportados cada día. Sólo desde el inicio de la Operación Paso del Estrecho, los distintos barcos que trabajan en la bahía de Algeciras han realizado 1.162 travesías.

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El perfil del pasaje, en estas idas y venidas por el Estrecho, es tan preciso que la historia de las personas que fallecieron ayer podría reflejarse en la de la mayoría de los 281.686 viajeros que ya han cruzado a Marruecos desde que comenzó la operación. Todos son emigrantes, pertenecientes a las primeras hornadas de marroquíes que partieron hacia numerosos países europeos, como Francia, Italia, Holanda o Bélgica, para mejorar sus vidas. Lo hicieron antes de que Schengen cerrase las fronteras a cal y canto a la inmigración, sin necesidad de jugarse el pellejo en una patera.

Cada verano devoran miles de kilómetros desde sus domicilios europeos hasta alguno de los puertos españoles donde pueden embarcar rumbo a su casa. En coches cargados hasta lo imposible, se aprietan ya las segundas generaciones que han nacido en Europa. Desde Holanda, por ejemplo, viajó un matrimonio con tres hijos durante varios días hasta lograr pasajes para el Ciudad de Ceuta. El accidente ha sido especialmente demoledor para la familia: han fallecido la madre y dos hijos, de 7 años y dos meses. El tercer menor permanece ingresado en el hospital Puerta del Mar de Cádiz con un traumatismo cranoencefálico. Sólo el padre salió ileso.

Una veintena de personas, que han sobrevivido a la colisión, han optado por permanecer en Algeciras en un hotel, que costea la compañía Trasmediterránea. Algunos lo han hecho porque tienen familiares heridos, pero en otros casos porque el miedo que les inspira volver a subir a un transbordador supera el deseo de ver a los suyos.

El interés, cuando retornen a Marruecos, se centrará en relatar la tragedia a la que han asistido más que en la exhibición de artículos europeos que prueben el éxito de su aventura migratoria. El mismo objetivo al que aspiran los miles de compatriotas que suben a una patera en una suerte de operación del Estrecho alternativa y clandestina.

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[La madrugada del domingo fue especialmente trágica en las aguas de la bahía de Cádiz. Además del accidente entre los dos buques de Transmediterránea, el mercante Setta, un barco con casco de acero de 100 metros de eslora que navega bajo el pabellón de conveniencia de Belice, arrolló a las 1.50 de la madrugada al catamarán Tiki, con pabellón francés, a nueve millas al oeste del faro de San Sebastián de Cádiz, informa Antonio Hernández-Rodicio. Los tres tripulantes del buque de recreo -un matrimonio con un hijo que cubrían una travesía turística- fueron trasladados al Hospital Puerta del Mar de la capital gaditana, donde quedó ingresada la mujer, que presentaba una fractura de pelvis. Inicialmente fue atendida también con síntomas de ahogamiento al haber tragado agua, aunque logró recuperarse satisfactoriamente, según informó un portavoz del centro hospitalario. El padre y el hijo, que no precisaron asistencia médica, se encontraban bien aunque presentaban una gran alteración nerviosa. A consecuencia del impacto, el catamarán quedó completamente destrozado y sus tripulantes fueron enviados al agua. Sin embargo, los compartimentos estancos de fibra que lo hacen insumergible permitieron a los tripulantes regresar al barco y permanecer a bordo hasta el momento del rescate efectuado por la lancha Salvamar Vega].

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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