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Nazario pasa del cómic canalla a la exquisitez formal en una muestra

Naipes y horóscopos

Si todas las exposiciones son, de algún modo, tramos de un camino, la que acaba de inaugurarse en los claustros del Palacio Provincial de Cádiz se antoja un verdadero periplo aventurero. Su autor, Nazario (Castilleja del Campo, Sevilla, 1944) ha reunido en ella un centenar de obras que trazan una línea coherente entre sus primeras incursiones en la historieta gráfica y sus últimas exploraciones en busca de la exquisitez formal.Superviviente de todas las moderneces, pintor de la corte rosa y cronista del orgullo gay, el artista supo saltar del barco del cómic underground antes de su naufragio. Desde la edición de su primer proyecto, titulado La Piraña Divina, el tebeo español se abrió a un mundo promiscuo de excesos, incestos y homosexualidad que la censura persiguió en vano.

"El underground, la edición independiente, te permitían publicar con plena libertad todo lo que quisieras", recuerda Nazario. Pese a ello, publicaciones como el mítico El Rrollo Enmascarado fueron objeto de persecución y juicio por sus contenidos explícitos.

En esta misma línea provocadora, el dibujante comenzó a desarrollar sus personajes más celebrados, San Reprimonio, Anarcoma, Salomé, la serie Turandot, que fueron cobrando vida en revistas como El Víbora, Goma 3 o Makoki. "Sería muy aburrido si todo siguiera siendo como antes", considera Nazario. "La gente que trabajaba conmigo se ha retirado ya. Y a los consumidores de cómics de ahora les interesan otras cosas, en las que yo no estoy".

La exposición de Cádiz contiene, asimismo, otras facetas creativas de Nazario. Como cartelista, figuran piezas polémicas. Como el encargo para las fiestas de La Mercé del pasado año que fue impugnado por su escasa cristiandad. Barajas de naipes, una serie de horóscopos y diseños de vestuario comparten espacios con objetos muy queridos por el sevillano, como esculturas, fetiches y una parte de la mejor colección de postales antiguas de Sevilla (unas 3.000) que posee el autor. Como curiosidad, se incluye también el dibujo de 1976 que Lou Reed fusiló para la portada del disco Take no prisoner, motivo de un litigio no resuelto hasta la fecha.La culminación de esta obra es el golpe de timón que el arte de Nazario da en los años noventa. Atemperada la voluntad de escandalizar, comienza a pintar acuarelas de refinada factura, bien alejadas del feísmo que cultivó en su juventud y le valió la distinción de "mejor dibujante de paquetes" que no eran precisamente de Correos. "Antes era completamente contrario a este arte elitista. Ahora creo que, o bien todo arte es elitista, o todo es accesible para cualquier público", justifica.

La muestra antológica permanecerá en Cádiz hasta el 3 de septiembre, y viajará en octubre a la sala Imagen de Sevilla.

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