El Ayuntamiento quiere un mayor control público de la gestión económica en la nueva etapa del Lliure
Un Teatre Lliure que vaya menos por libre en la gestión de los recursos económicos que ponen a su disposición las administraciones públicas. Este es el deseo del Ayuntamiento de Barcelona, según explicó ayer el concejal de Cultura, Ferran Mascarell, para la nueva etapa del colectivo que va a abrirse con el traslado a su nueva sede. Los nuevos tiempos, dijo, exigen "nuevas reglas de juego" en las relaciones del Lliure con las instituciones que lo financian. Mascarell expresó sus dudas de que la actual dirección del Lliure pueda conducir bien el traslado.
Los responsables del Lliure urgieron el jueves a las administraciones, especialmente al Ayuntamiento de Barcelona, que despejen el futuro del Lliure, comprometido, a su juicio, por la falta de decisión de las instituciones a la hora de clarificar qué dinero aportarán al colectivo para hacer posible el cambio a la nueva sede en Montjuïc. Los directores del Lliure, Lluís Pasqual y Guillem-Jordi Graells, apuntaron a Mascarell como responsable de que no se desbloquee la situación. El concejal pidió ayer que no se personalice el asunto y señaló que eso "esconde el verdadero debate". No obstante, Mascarell realizó un duro juicio de los actuales directores. "Hemos llegado a un punto en el que creo que Lluís conduce mal los intereses del Lliure. Va hacia un enfrentamiento que nadie desea y que no se corresponde con la realidad. No sé a qué responde esto. No sé si es porque piensa más en sus intereses personales que en los del colectivo". Mascarell afirmó: "[Pasqual] nos ha propuesto cosas muy diferentes incluso sobre su propio papel en el Lliure. Una vez nos pidió, textualmente, un cheque en blanco y hace cuatro días nos dijo que se iba, que dejaba la dirección del Lliure. Hay que ser más coherente". El concejal añadió: "El mundo de la creación y del arte es importante, pero no estamos en el París de los validos".
"El Lliure ha tenido, tiene y tendrá el apoyo del Ayuntamiento y el mío. Pero las administraciones no pueden poner tantos recursos en la nueva fase sin pensar que se deben cambiar las reglas del juego. Y el primer cambio es que hay que forjar una manera de trabajar diferente a la que Pasqual propone, antigua y basada en la cultura de la queja", dijo Mascarell.
El concejal explicó que las administraciones han asumido un déficit de 34 millones de 1999 que se les presentó "de un día para otro. Este tipo de planteamiento, de decir que se ha de dar un dinero, de que hay la obligación de asumir un déficit en una institución que se considera privada como el Lliure, se debe acabar", dijo. Y añadió que "nadie cuestiona el Lliure, sus gentes tienen que estar tranquilas -pese a quien quiere preocuparlas-; ninguna institución se va a descolgar, todas juegan muy correctamente; en septiembre de 2001 el Lliure irá al Palau de l'Agricultura. Su futuro es muy bueno, tienen un edificio extraordinario, pagado con dinero público".
Los retrasos en la obra de la nueva sede se deben, según Mascarell, a los desajustes de las empresas constructoras "pero también a los cambios de planteamiento por parte del cliente". Mascarell recordó que el ayuntamiento plantea desde hace dos años la necesidad de un contrato programa que especifique las obligaciones y compromisos mutuos por parte del Lliure y las administraciones. "Pero sólo hace cuatro meses que nos hemos puesto de acuerdo con el Lliure en esa necesidad". El borrador de ese documento se le presentará al Lliure antes de fin de mes.
Gobierno más eficiente
A juicio del concejal, el Lliure precisa "un orden de gobierno más eficiente que el que hay. El modelo tiene que cambiar. Deben estar las administraciones, en función de los recursos que aportan. Debe haber reglas nuevas sobre los mecanismos de gestión económica. Saber qué papel tienen los que ponen el dinero. No pueden producirse como hasta ahora sorpresas a mitad del año, y encima con la exigencia de que las solucionemos. No se puede pensar, como Lluís, que el dinero no tiene importancia. El dinero público es muy caro, no se regala. No podemos tratar al Lliure de manera diferente a los otros". Mascarell apuntó que eso no significa que el Lliure pierda su independencia: "la mejor independencia la avalan unas reglas de juego claras". El concejal dijo que el contrato programa especificará cuánto aportarán las administraciones y cuánto el Lliure (por taquilla y patrocinio). Avanzó que una ratio de 60% administraciones, 40% Lliure le parece justa para el primer año y que en "un horizonte razonable" de tres o cuatro años debería invertirse. Los responsables del teatro no quisieron ayer hacer ningún comentario a las declaraciones de Mascarell. Pasqual se marchó a Buenos Aires, donde dirigirá un montaje.
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