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El indigente herido grave en el atentado de ETA llegó a Madrid huyendo de la guerra de los Balcanes

Saúl Goldblat, el indigente israelí de 52 años que resultó herido grave el miércoles por la explosión de un coche bomba colocado por ETA cerca de la plaza de Callao, llegó a Madrid huyendo de la guerra de los Balcanes. Tras un periplo enrolado en barcos mercantes. Saúl, el único de los heridos del atentado que permanece hospitalizado, acudió hace unos días a una congregación judía para pedir ayuda económica para regresar a los Balcanes."Hace dos semanas contactó con la comunidad israelita de Madrid a través de la congregación Bet-el y nos explicó en inglés, no sabe español, que intentaba regresar a los Balcanes, de donde dijo que huyó por la guerra y en donde aseguró que tiene familia", explicó a Efe Mario Stofenmacher, miembro de la comunidad israelita. "Sospechamos que podría tratarse de un cuento chino, pero decidimos echarle una mano sin preguntar".

La asociación israelita de Madrid había reunido "una pequeña cantidad de dinero" para Saúl que le iba a ser entregada el mismo día del atentado. "Tras huir de los Balcanes fue a Portugal, donde se enroló en varios barcos. Después pasó a España por Andalucía y desde hace unos meses se encontraba en Madrid", añadió Stofenmacher.

Saúl tenía el teléfono de Sto-fenmacher en el bolsillo. Los cirujanos le operaron ayer de la fractura de pelvis que sufrió en la explosión y de las heridas que le causó la metralla que se le incrustó en la cadera, según un portavoz del hospital. Saúl está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Saúl tenía "muy malas pulgas", según explica Francisco Galván Teva, valenciano de 42 años, el otro indigente herido en la explosión. "Llevaba unos meses durmiendo en la calle del Carmen, apenas a unos metros del lugar en que yo duermo. Cuando se enfadaba, te insultaba, te llamaba curva, que significa prostituta en cirílico", explicó. "No creo que sea israelí, más bien polaco o checoslovaco", concluyó Galván. Los comerciantes de Centro afectados por la explosión pagaron ayer de su bolsillo los arreglos a la espera de que los seguros les devuelvan su inversión.

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