Es bonita la Provenza
Es bonita la Provenza. No ha llovido, como temíamos, hemos tenido buen tiempo y hemos pasado por un montón de campos de lavanda. Olía bien y estaba bien el paisaje, presidido por el Mont Ventoux. ¿Terrible? No tanto. Hasta el Chalet Reynard es un puerto normal, duro, pero no imposible. Y luego, desde el Chalet hasta el observatorio, es lo especial, el viento de cara y la falta de vegetación, las piedras. Eso es lo que le hace diferente, porque por longitud y porcentajes es un puerto muy parecido a La Madeleine.Se ha arrancado muy pronto, no tanto desde el kilómetro cero como desde el primer sprint. Ha habido intentos y caídas y hemos empezado a subir el primer segunda. Cortes, más cortes, el pelotón partido, y ya casi llegando a la cima se ha hecho el corte definitivo. He entrado yo con Txente e íbamos gente de seis equipos. Al principio hemos pasado a tirar y luego lo hemos dejado. Y cuando llevábamos ya cinco minutos ha empezado a tirar nuestro equipo desde atrás porque si queríamos ganar la etapa con Jiménez o Zülle no se les podía dejar ir a más. Enseguida me ha llegado la orden de pararme a esperar al pelotón y en la cuneta me he quedado. He cargado bien de botellines, y cuando me han cogido, coronando el tercer puerto de segunda, he avituallando al medio equipo que venía tirando. Con ellos me he puesto y hemos tirado bastante hasta llegar al pueblo en el que empieza el Ventoux.
Allí ya nos hemos apartado los gregarios. De ahí hacia arriba, hemos metido el 39/23 y a subir lo mejor posible. He dado la vuelta al pulsómetro porque me sentía bastante bien desde la salida, piernas frescas y a gusto, así que no puedo decir nada de mis pulsaciones. Tampoco hemos forzado mucho la marcha, aunque yo sí que he acelerado en los tres primeros kilómetros: había bajado al coche a dejar unos cascos y me dije que no estaría mal pillar a los del equipo para subir juntos. Y así he hecho.
Ya llegando al Chalet Reynard hemos visto en la pantalla gigante que ya Armstrong y Pantani se estaban jugando la etapa y hemos hecho nuestros cálculos: nos quedan seis kilómetros y a tres minutos por kilómetro, 18 minutos. Y tampoco nos hemos equivocado tanto: hemos llegado a 17.
En fin, el equipo ha trabajado bien, pero nos han fallado los que tenían que rematar.
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