Rojas-Marcos acuerda con varias corrientes del PA que el cargo de presidente salga de la dirección
El cargo de presidente del PA saldrá a partir del congreso de octubre de la dirección del partido, perderá poder ejecutivo y recobrará su carácter representativo y arbitral, según una propuesta que ha negociado personalmente con varias corrientes internas el actual presidente, Alejandro Rojas-Marcos, quien prevé optar a la reelección. Esta figura ha sido duramente criticada por los renovadores de Pedro Pacheco y Julián Álvarez y es centro de la polémica con los oficialistas de Antonio Ortega. El presidente ya no será miembro del comité de enlace con el PSOE en el Gobierno de la Junta.
Las diferentes corrientes autollamadas renovadoras que están en la carrera del 12º congreso, previsto para octubre, han convertido la supresión del cargo de presidente en una especie de bandera de la batalla por la dirección. El argumento más invocado para eliminar la polémica figura es que su existencia contribuye al exceso de personalismo que padece del PA y fomenta la división de poderes entre los permanentemente enfrentados líderes históricos.Según los estatutos en vigor, la presidencia está constituida por el presidente y el vicepresidente. El primer puesto, que ahora ocupa Alejandro Rojas-Marcos, se mantendrá, pero con cierta merma de poder; el segundo, en el que está Pedro Pacheco, se caerá del organigrama y desaparecerá. El resultado es el fortalecimiento del secretario general (Antonio Ortega) como brazo ejecutor y cabeza visible del partido.
Rojas-Marcos, consciente del rechazo que suscitaba entre la militancia las atribuciones de su cargo, ha negociado personalmente con varias corrientes los nuevos cometidos. Él mismo explicó ayer, en conferencia de prensa, que se ha reunido con casi medio centenar de agrupaciones para oír de primera mano las opiniones. Y ya tiene el visto bueno de la comisión delegada y de la ejecutiva, y aunque cambiará de esfera (de la ejecutiva al consejo andalucista), no se evaporará
El ex alcalde de Sevilla aseguró que la presidencia tendrá el "mismo poder que ahora, ya que los fines no cambian, sólo la ubicación". No es así. En primer lugar, saldrá de la dirección, ya que pasará de presidir las sesiones del congreso y la ejecutiva a presidir únicamente el consejo andalucista de gobierno, que es el máximo órgano entre congresos, pero no pilota la política del partido, que recae en la ejecutiva. Tampoco se encargará, como ocurre en la actualidad, de velar por la correcta administración de los recursos y los registros de bienes y actividades de los cargos públicos, ni votará. Sus facultades serán estrictamente representativas, de estímulo del debate interno y de vigilancia de los derechos de los militantes.
Rojas-Marcos explicó que la estructura todavía vigente fue fruto de la unificación entre el PA y el PAP de Pedro Pacheco, en el 11º congreso de 1996. Entonces se diseñó un reparto de papeles que ahora no es necesario, ya que "no se corresponde con la cultura del partido, que gira en torno a la figura del secretario general; el presidente se vuelve a colocar en su sitio", señaló. Según él, durante este tiempo la presidencia se ha limitado a las funciones "que tuvo siempre" y no ha hecho uso de las facultades ejecutivas.
La traducción más visible del cambio se verá en el comité de enlace con los socialistas, que se encarga de coordinar las relaciones entre los socios del Gobierno andaluz. El presidente no formará parte de este órgano, que integrarán el secretario general, el portavoz parlamentario y algún miembro más de la ejecutiva si determinar. Alejandro Rojas-Marcos, que negoció el nuevo pacto con los socialistas junto con Antonio Ortega, quitó importancia a éste hecho y argumentó que en la pasada legislatura apenas ha acudido a las reuniones del comité.
El presidente del PA negó que existan desavenencias personales o políticas con el secretario general, como aseguró hace unos días Pacheco, y calificó de "intoxicaciones interesadas" las palabras del alcalde de Jerez.
Por su parte, la candidata a la secretaría general Mar Calderón, apoyada por Pacheco, insistió en que la presidencia debe ser eliminada y cuestionó la legitimidad de Rojas-Marcos para hacer este tipo de propuestas.
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