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Volver a empezar

Mohamed Jatamí aterrizó en medio de la lluvia, pero cuando el presidente iraní, cuatro horas después, tras celebrar sus primeras conversaciones, ofreció una rueda de prensa conjunta con el canciller federal Gerhard Schröder, el cielo era azul sobre Berlín, y no sólo meteorológicamente (...). La comisión económica germano-iraní, que llevaba de vacaciones un decenio, se reactivó... Según el canciller Schröder, desde la protección del medio ambiente hasta la lucha contra la droga y el terrorismo había una amplia gama de temas para la cooperación.No cabía esperar más. Si la política es el arte de lo posible, entonces se ha llegado al límite de lo que se puede lograr entre Berlín y Teherán. Ambas partes contemplan el futuro con esperanzas todavía mayores. Es evidente que la visita ha sido cuidadosamente preparada. Respecto a la problemática de los derechos humanos, el único acuerdo que se ha alcanzado es el de que hay desacuerdo. También habrá que esperar para la reapertura del Instituto Goethe de Teherán. Pero ambas partes contemplan sin tensión esas diferencias.

Quizá sea todavía más importante que no se hayan producido los incidentes que, según se temía, podían hacer peligrar la visita. Sólo se ha manifestado la décima parte de los opositores iraníes esperados. Los policías ni siquiera tuvieron que calarse la visera del casco; tenían la situación controlada. Y, a diferencia de lo que ocurrió hace 33 años, en la visita del Sha de Persia, prácticamente no hubo simpatizantes alemanes entre los adversarios del régimen iraní. (...)

Múnich, 11 de julio

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