Nueve años de cárcel por matar a un hombre tras pelear por un perro
Ingestión de alcohol
Nueve años de prisión. Ésa es la pena impuesta por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid a G. P. R., un hombre que, en febrero de 1999, y según el veredicto del jurado, mató a otro de un golpe en la cabeza tras una discusión en la que la víctima, J. S., recriminó al condenado que paseara a su perro sin sujeción. La sentencia, que recoge para G. P. R. la eximente de legítima defensa, le impone también una indemnización de 20 millones de pesetas para cada uno de los hijos del fallecido y de diez millones para la madre.Los Audiencia considera probado que, el 24 de febrero de 1999, ambos hombres, que se encontraban paseando por la plaza de la Coronación de Alcobendas, se enzarzaron en una discusión por exigir la víctima al condenado que sujetase con una correa a su perro, un pastor alemán que llevaba suelto. En el curso de la pelea, ambos hombres forcejearon con algunas vallas y G. P. R. golpeó en la cara a J. S. con un objeto que cogió del suelo, momento en el cual el agredido sacó un cuchillo para disuadirle de que siguiera golpeándole y "sin hacer ademán de agredirle".
La sentencia explica que el después fallecido trató de marcharse del lugar, pero el acusado fue tras él insultándole y, cuando consiguió darle alcance, le golpeó por la espalda con un contenedor de basura y lo tiró al suelo, donde le propinó más golpes. Cuando J. S. intentó nuevamente marcharse, G. P. R. cogió un objeto contundente y lo siguió, hasta que ambos se encontraron cruzando una calzada y volvieron a encararse. Fue entonces cuando el acusado, "con enorme fuerza", golpeó en la cabeza a su oponente, que se desplomó en el suelo con una herida sangrante.
A consecuencia del golpe, la víctima sufrió dos hematomas cerebrales y la rotura de seis huesos del interior del cráneo que le provocaron un coma instantáneo. Murió diez días después.
El condenado alegó durante el juicio que el día de los hechos había bebido abundante alcohol, aunque el jurado no creyó probado este extremo en su veredicto, por lo que no aplicó la eximente de anulación de facultades mentales por ingestión de bebidas alcohólicas que pedía la defensa. El fiscal solicitó una pena de 12 años de cárcel, mientras que las acusaciones particulares, ejercidas por la madre y los hijos del fallecido, pidieron 15 y 17 años de prisión, respectivamente.G. P. R. negó haber golpeado a la víctima con una rejilla de alcantarilla, como sostenían las distintas acusaciones, y aseguró que él y J. S. se enfrentaron después de que este último golpeara a su perro con una valla. El condenado explicó también que el fallecido sacó, en cierto momento, una navaja, por lo que le empujó al suelo con todas sus fuerzas y se marchó.
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