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TECNOLOGÍA

Las hormigas dan pistas para optimizar rutas de distribución

Comunicaciones

Con las hormigas como ejemplo, los investigadores en ciencias de la computación han puesto a punto herramientas informáticas que, aseguran, se puede aplicar a resolver problemas muy complicados para encontrar las rutas más cortas y optimizar la distribución. Una colonia de hormigas encuentra nuevas fuentes de alimentos mandando exploradores que trabajan más o menos al azar. Cuando encuentra comida, un explorador vuelve al hormiguero y deja un rastro de feromonas (sustancias químicas) que otras hormigas pueden seguir hasta llegar al alimento. Puede suceder que el explorador vuelva a la colonia por una ruta que no sea la más corta, pero lo normal es que al final las hormigas encuentren la ruta más corta y que sea la que utilicen. Al hacerlo refrescan más el rastro de feromonas en esta ruta, el rastro más fuerte es el que suele ser seleccionado y marca la ruta definitiva.Esta estrategia puede ayudar a los especialistas en ciencias de la computación a encontrar la mejor respuesta para muchos problemas, explican Eric Bonabeau y otros científicos del Instituto Santa Fe de Nuevo México (EE UU) en la revista Nature. Uno clásico es el del viajante, que debe encontrar la ruta más corta entre muchas ciudades. Estos problemas se pueden resolver mediante la simulación de los recorridos de las hormigas, sugiere Bonabeu. Cada hormiga virtual marca el recorrido con una feromona relacionada con su longitud. Las buenas rutas se hacen más atractivas para el resto de las hormigas que las malas.

Los investigadores llaman a esta herramienta, que es un algoritmo de optimización, Colonia de Hormigas, y es un ejemplo de un enfoque para resolver problemas que se conoce como inteligencia de enjambre. Se está estudiando su aplicación a la planificación de las rutas de distribución de combustible en Suiza.

Las hormigas se suelen mover en campo abierto, pero los ingenieros encuentran igualmente útil este enfoque en el interior de las redes. Se puede así identificar, por ejemplo, la mejor forma de mandar señales a través de una red de comunicaciones. Los exploradores se pueden adaptar para enfrentarse a determinadas complicaciones, como la congestión en las rutas; no se refuerzan demasiado los recorridos en los que se tarda mucho y las rutas alternativas y mejores se encuentran fácilmente. La empresa British Telecom está estudiando algoritmos de este tipo. "Seguirán emergiendo más aplicaciones prácticas de la inteligencia de enjambre", explican Bonabeau y sus colegas. En un mundo en el que todos los objetos tendrán incrustado un chip, desde los sobres a los cubos de la basura a las lechugas, tendrán que inventarse algoritmos de control que permitan comunicarse a todos estos pedazos tontos de silicio.

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