Usura

JAIME ESQUEMBRESepa usted que si su intención es visitar Benidorm en agosto, para ser de los primeros en recorrer Terra Mítica, y no tiene habitación reservada con antelación en alguno de los 122 hoteles de la ciudad (33.153 camas, supletorias al margen), la experiencia lúdico-recreativa le costará bastante más cara de lo que debiera. Lo sabe la Administración y lo saben los sindicatos: muchos hoteleros han decidido frenar el proceso de reserva anticipada para sacar más rendimiento al negocio. ¿Cómo? Pues, llegado el momento, subiendo los precios a los que, como usted, esperan a última hora para decidirse a disfrutar del parque temático. A la Administración no le gusta esa práctica, que desvirtúa el mercado al registrarse irregulares tendencias en la demanda durante la temporada alta, pero no denuncia abiertamente la especulación que impera en el mercado turístico. Los sindicatos parecen muy ocupados en los preparativos de la huelga veraniega, y no se enteran. Mientras, los empresarios alegan que no se trata de un afán desmedido de enriquecimiento, sino de un ejemplo de sagacidad para, con los mismos mimbres, hacer más cestas.

Y uno, educado en esto de las letras, lo que hace es acudir el diccionario de la Real Academia de la Lengua, donde podemos leer una definición que viene al pelo: "Ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de una cosa, especialmente cuando es excesivo". El término que antecede a la explicación ya lo habrán adivinado: usura.

Debemos convenir, por tanto, que los hoteleros de Benidorm que se niegan a reservar ahora sus habitaciones para agosto a la espera del cliente dispuesto a pagar más por garantizarse una plaza en el paraíso temático, cometen usura.

Se trata de una manifestación más del conocido como efecto Terra Mítica, capaz de provocar fenomenales atascos cuando sólo existía sobre el papel, justificante oficial y oficioso de la construcción de miles de viviendas en su comarca, génesis de sonoros pelotazos y, ahora, provocador de nuevas prácticas empresariales.