El viaje más difícil

Hasta el último momento el viaje estuvo en el aire. Las autoridades de Berlín no las tenían todas consigo, y la prensa alemana aseguraba el pasado fin de semana que Jatamí "soñaba" con cancelar la importante visita a Alemania. No sólo se alzaba en su camino la sentencia, aún pendiente de recurso, contra los 10 judíos iraníes acusados de espiar para Israel, sino que se arriesgaba a quedar atrapado entre dos fuegos.A pesar de todos sus esfuerzos de moderación y apertura al exterior, Jatamí ha encontrado en sus dos precedentes viajes a Europa (Italia y Francia, en marzo y octubre de 1999) las inevitables protestas de los Muyahidín al Jalq (Combatientes del Pueblo), el grupo opositor armado al que Teherán califica de terrorista. En Alemania, con la mayor colonia de iraníes de Europa, las manifestaciones no podían sino aumentar, dando argumentos a los sectores más conservadores del régimen para criticar su aperturismo. Temen, con razón, que cualquier giro en ese sentido disminuya sus cotas de poder y luchan por mantener el status quo, tal como vienen demostrando con el cierre de periódicos reformistas y la represión violenta de cualquier voz democratizadora.