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Aznar encarga al Cesid que investigue las mafias de tráfico de inmigrantes

Miguel González

La preocupación del Gobierno por la creciente inmigración ilegal se ha traducido en una orden directa al servicio secreto Cesid para que se encargue de investigar sobre este fenómeno. La decisión de que el centro de inteligencia se ocupe también de las mafias que trafican con extranjeros, en colaboración con los servicios de información del Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, la tomó recientemente el propio presidente José María Aznar, según las fuentes consultadas. La inmigración ilegal no figuraba entre los objetivos incluidos en el vigente plan anual del Cesid, que data de 1999.

Opiniones de Serra

A pesar de que España es la frontera sur de Europa y uno de los países más expuestos a la inmigración ilegal, el servicio secreto español no tenía hasta ahora el encargo de ocuparse de este problema, al contrario que muchos de sus homólogos europeos, como el británico o el alemán. De hecho, no se incluyó en el último plan de objetivos del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), aprobado en 1999. En cambio, sí figurará con toda seguridad en el plan de este año, ya que el presidente del Gobierno, que tiene la potestad de ampliar la lista de asuntos a los que debe dedicarse el centro de inteligencia, le ha encargado recientemente que lo investigue con carácter prioritario.Al igual que sucede con otros objetivos tradicionales del Cesid, como el terrorismo o el blanqueo de dinero, el enfoque con el que el servicio secreto debe abordar este problema difiere del de las Fuerzas de Seguridad del Estado. No se trata de que persiga a los responsables de esta actividad delictiva -cualquier dato que descubra al respecto debe ponerlo en conocimiento del Ministerio del Interior-, sino de que informe sobre la forma de actuar de estas organizaciones, sus características e interconexiones, tanto en España como en los países de origen de los inmigrantes.

El Gobierno también quiere asegurarse de que conocerá con suficiente antelación situaciones de crisis que puedan generar fenómenos de inmigración masiva, como el que padeció Italia en 1997 tras la quiebra del Estado albanés, para lo que el Cesid cuenta con una extensa red de agentes en el extranjero.

El encargo al Cesid es coherente con la nueva percepción de este problema. El ex ministro de Defensa Eduardo Serra aseguró ayer en El Escorial (Madrid) que el terrorismo internacional y la inmigración incontrolada son los mayores riesgos de desestabilización para las sociedades occidentale. Serra hizo estas manifestaciones en la apertura del seminario que, bajo el título Seguridad y Democracia. El futuro de los Servicios de Inteligencia, se celebra hasta el próximo viernes en el marco de los cursos de verano de la Universidad Complutense.

El ex ministro de Defensa reconoció que, en la pasada legislatura, tuvo que aplazar la reforma en profundidad de los servicios secretos, pues el escándalo provocado por la "muy importante fuga de información" que produjo el ex coronel Juan Alberto Perote generó "un caldo de cultivo en el que parecía que cualquier privilegio [para el Cesid] equivalía a una patente de corso".Serra, que durante su mandato tuvo que hacer frente al descubrimiento del espionaje del Cesid a la sede de HB en Vitoria, se preguntó si no es mejor hacer una interpretación "laxa y no estricta de un precepto legal", para evitar la pérdida de vidas humanas, que aplicar "el espíritu farisaico de la puridad absoluta".

Defendió que se dote a los servicios secretos de instrumentos legales para que hagan "lo que tienen que hacer": explorar "las zonas grises" y las "costuras del Estado de Derecho". Si utilizan mal dichos instrumentos, argumentó, "que caiga sobre ellos todo el peso de la ley", pero que no se les impida cumplir su cometido para evitar problemas legales, pues eso es caer en el "absurdo".

A nivel personal, aseguró que no le inquietaría en absoluto que un Gobierno democrático conociera todas sus conversaciones, pero en cambio "no toleraría" que se publicaran. A su juicio, dijo aludiendo de nuevo al caso Perote, es la "vulneración del secreto", más que la interceptación de las comunicaciones, lo que merece un "castigo ejemplar".

Serra repasó los puntos cruciales de la anunciada reforma del Cesid. Calificó de "delito de lesa patria" la división del centro en dos servicios, uno exterior y otro interior, siguiendo el modelo de otros países. En esta opinión, coincidió con su sucesor en el cargo, Federico Trillo-Figueroa. En cambio, se distanció del anuncio que este último ha hecho de que el próximo director general del Cesid será un civil, manifestando que esta circunstancia le parece "totalmente irrelevante". En todo caso, agregó, de tener algún prejuicio, el suyo sería favorable y no contrario a que el jefe del servicio sea un militar.

Sobre la ubicación del Cesid, afirmó que tiene "muchas ventajas" su actual emplazamiento en el Ministerio de Defensa. Entre otras, la de garantizar su "complementariedad" con las divisiones de inteligencia de los ejércitos, que se ocupan de la información de interés estrictamente militar. En su opinión, sólo su traslado a la Presidencia del Gobierno, y no a ningún otro ministerio, tendría ventajas comparables.

Al curso, dirigido por el ex ministro de Defensa Alberto Oliart y el director del Cesid Javier Calderón, están invitados responables, actuales o pasados, de los servicios secretos de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Jordania, Holanda, EE UU y Canadá.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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