México

Entre los recuerdos de mi padre guardo un viejo carné del PRI fechado en 1940. Él, como la gran mayoría de sus compañeros de exilio, encontró en México su segunda patria. Hoy, en momentos difíciles, es justo que los españoles recordemos que el impulsor de aquella política de acogida, que permitió a los republicanos españoles su inserción profesional, cultural y política, fue el PRI. Los españoles tenemos esa gran deuda de gratitud con México y sus gobernantes.Mis padres, como muchos de sus compañeros de exilio, tardaron casi 38 años en recuperar sus derechos ciudadanos en España, tuvieron que esperar 38 años para votar, opinar libremente, tener una filiación política o un carné en su propio país.

Para los mexicanos, el PRI se había convertido, después de más de sesenta años, en una losa que impedía la modernización y el progreso democrático del país. El domingo 2 de julio culminó un proceso, dirigido por el propio presidente Zedillo, que puso las bases para que un gran sector del electorado votase contra el PRI, y México se sacudió esa losa. Personalmente lo celebro requetemucho.

Como no podía ser menos, siento un enorme cariño por México y sigo con atención, con las limitaciones de la distancia, todo lo que allí ocurre. Espero y deseo que el señor Fox entienda, como hasta el momeno parece, las especiales circunstancias de su victoria y que el PRI y el PRD sean capaces de constituir una oposición firme, leal y constructiva.

Todo parece un sueño y creo que lo comparto con un buen número de españolas y españoles que llevamos a México en el corazón.

Aunque sea políticamete incorrecto, quisiera recordar una cosa más: de haber gobernado el PAN en 1940, a mis padres y a sus compañeros de exilio no les hubieran dado precisamente un carné. Dicho sea en honor a la memoria de todos ellos.

La transición mexicana está en marcha. Lo importante ahora es hacia dónde se va, pero conviene no olvidar de dónde se viene. Luego, como diría Cantinflas, hay líos.- Luis Martínez Ros. Madrid.