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Entrevista:PILAR MOLINAOFICINA DE ARAGÓN EN MADRID

"Madrid sigue siendo el sitio donde se resuelven problemas"

Pilar Molina es una mujer cuya mirada transparenta siempre una sonrisa. Despliega un entusiasmo a prueba de cualquier adversidad. Quizá por ello ha sido elegida para formar parte de la Oficina del Gobierno de Aragón que lleva en Madrid los intereses de esa comunidad autónoma. Nacida en Zaragoza en una familia muy tradicional, tuvo que ir sorteando los obstáculos que en los años de su adolescencia, coincidentes con los del franquismo tardío, se oponían a la realización de las mujeres españolas como seres libres. Motivada vocacionalmente, se hizo enfermera. Se casó muy joven y comenzó a desplegar una militancia sindical, primero, y civil, después, que le llevó a ser pionera de Amnistía Internacional, dedicada a la defensa de los presos de conciencia. Fue una de sus primeras dirigentes. Por su tesón abnegado, reconocen sus amigos, presos de todas latitudes fueron liberados. Madre de una hija, Pilar Molina se separó de su primer esposo y unos lustros después contrajo matrimonio con un alemán afincado en España, Dieter Koniecki. Coincidencias de la vida, éste había pasado seis años encarcelado en Checoslovaquia como preso de conciencia, por cuya libertad Amnistía Internacional había luchado. Pilar y Dieter se establecieron en Madrid. Ella es asesora del presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón, de cuya Oficina madrileña, recién inaugurada, es subdirectora.Pregunta. ¿Hay alguna relación entre su profesión de enfermera y el sentido de la solidaridad que mostró desde su adolescencia?

Respuesta. Sí, creo que son dos aspectos de una misma personalidad.

P. ¿Cómo eran los tiempos bajo el franquismo para una mujer solidaria?

R. Bastante duros. Las madres eran muy críticas con las hijas. Parecían no entender nuestro anhelo de libertad.

P. ¿Era peligrosa la militancia?

R. Tuve muchas presiones para que abandonara mis compromisos ciudadanos. Las familias tradicionales consideraban que no era elegante 'para una señorita'.

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P. ¿Viajaba a Madrid?

R. Sí. Zaragoza ha sido siempre una ciudad entrañable, pero muy pequeña. Por eso Madrid era para mí lo máximo. Tenga en cuenta que en 1972 una mujer casada no podía tener cuenta corriente.

P. ¿Cuál es hoy su función en la Oficina de Aragón?

R. La de potenciar, junto a mis compañeros de la Oficina, la presencia de la comunidad aragonesa aquí, y la de desatascar algunos asuntos de gran interés para los aragoneses, como la propiedad pública del agua, la financiación autonómica, la cuestión de las infraestructuras y el despliegue del turismo.

P. ¿Cómo se siente en Madid?

R. Siempre he tenido la suerte de que se me abrieran las puertas. Madrid sigue siendo el lugar donde se resuelven casi todos los problemas. Los madrileños saben caer bien.

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