Blair llama al orden a la hermandad

Ante la posibilidad de que el apoyo popular solicitado por la Orden de Orange paralizara ayer toda Irlanda del Norte, el líder laborista británico, Tony Blair, decidió pedir directamente mesura a la poderosa asociación protestante. En una carta dirigida a la sede de Portadown, Blair conminó a sus miembros a "condenar y contener los posibles brotes de violencia que pudieran surgir". Con tres batallones del Ejército y la policía en estado de alerta en la ciudad, Peter Mandelson, ministro para Irlanda del Norte, se sumó a la petición de Blair con un subrayado propio: "La hora de las protestas legítimas ha pasado. Es intolerable, con paramilitares y violentos de toda clase apoderándose de la situación", dijo.Resignada casi a contemplar la vuelta a los desórdenes callejeros en la provincia, Londres mantuvo una calma tensa punteada por las críticas internas al propio Blair. "Hay que darle un respiro. Lo mejor sería que disfrutara de unas vacaciones", señaló Charles Kennedy, jefe de los liberaldemócratas.

La prensa nacional, que se cebaba ayer en la crisis de confianza padecida por el primer ministro, recopiló también un calendario sobre los eventos de Drumcree desde 1995. Los desfiles veraniegos orangistas son anteriores a dicha fecha, pero los primeros choques violentos se remontan a entonces. En 1996, un taxista católico fue asesinado a la sombra de las marchas después de que David Trimble, líder unionista, afianzara su posición al enfrentarse a la policía norirlandesa en demanda de paso por el barrio católico de Portadown.

El peor año fue 1998. En la semana del desfile hubo 137 ataques a casas de católicos con bombas incendiarias. En uno de ellos perecieron tres hermanos de corta edad. Aunque luego se sugirió que la tragedia había sido provocada por una venganza personal, la marcha orangista fue anulada. En pleno proceso de paz y con las negociaciones del acuerdo de Viernes Santo, 1999 no registró, por el contrario, disturbios.