LA GUÍA TELEFÓNICA QUE FALTABA
Los vecinos de Cedillo (Cáceres) aplican a rajatabla aquella teoría de Freud de que "cuando las regresiones no despiertan ninguna oposición por parte del yo, la libido logra una satisfacción". Y tan orgullosos que están los habitantes de esta pequeña población (569 habitantes) de recuperar sus apodos como seña de identidad genuina, incluso para aparecer con ellos en una guía local de teléfonos. Y cierto que resulta más fácil acordarse del mote que de nombres y apellidos. Si hay que buscar un teléfono de un vecino es fácil la identificación: Lagarto, Cuña, Patata, Mosquito, Pito, Pelotas, Galvana..., y como tal, y con letra bien hermosa, aparecen en la guía junto al número de teléfono. La iniciativa partió de una vecina y la ha desarrollado el equipo de técnicos de Inserción Socio-Educativa, consciente de que para las personas mayores "la letra pequeña y el orden alfabético" es más complejo que acordarse del nombre del vecino de turno. Si hay que llamar al alcalde y uno no recuerda su nombre, nada de buscar a Antonio González, sino a Boti. Y que uno quiere llamar al bar, que como tal no aparece en la guía telefónica, busca a Julio Grande, como se le conoce porque de pequeño iba con otro amigo y él destacaba por su estatura, evoca su mujer, Dolores Pardala. Cristina Morales, del equipo de técnicos de Inserción, ha recordado que "a cada vecino se le preguntó si quería aparecer en el listín y de qué modo". Casi todos accedieron, y los que al principio se negaron, ahora, viendo la originalidad y eficacia de la guía, han dado también su visto bueno. Claro que no sólo aparecen los apodos, sino también una forma peculiar de identificar calles: la del panadero, la de la tienda de Juana, la del Pozón. Se espera una segunda edición ampliada una vez que empiecen a llegar los emigrantes.-
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