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Rosendo no sabe que sus compañeros ya no están

Los diez heridos siguen hospitalizados, dos de ellos en estado grave

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La televisión está apagada en la habitación que comparten Rosendo Mesa y Laura Moliner en el hospital Parc Taulí de Sabadell. "Está rota", le ha dicho a Rosendo su abuelo Francisco. Rosendo y Laura, de 14 años, son dos de los supervivientes del accidente de Soria y sus familiares no quieren que conozcan aún la dimensión de la tragedia, aunque Rosendo recuerda ráfagas de aquel mediodía de hierros retorcidos. Por ejemplo, cómo sacaban al conductor, sin piernas, del amasijo metálico. Se lo ha explicado a su abuelo. Y también que vio a algunos compañeros muertos. Pero no sabe que ha perdido a tantos. Cuando pregunta, su abuelo cambia de conversación. Y él no insiste.No es la primera vez que Rosendo debe afrontar noticias difíciles. Con sólo tres años perdió a su madre y al cumplir los nueve falleció también su padre. Muertes accidentales. Súbitas. Desde entonces, vive con sus dos abuelos. Cada vez que Francisco abandona la habitación, su nieto le pregunta adónde va y le pide que regrese pronto. "Duerme mucho y a veces se preocupa de pequeños detalles: por ejemplo, dice que se dejó las gafas en el autocar, pero que ya las recuperará", explica el abuelo.

Francisco Mesa se deshace en elogios por todo el apoyo y la ayuda que ha recibido estos días. Él se quedó en Ripollet. Fueron los tíos de Rosendo quienes viajaron en el autobús dispuesto por el Ayuntamiento para hacerse cargo del chaval. El abuelo le describe como un chico siempre alegre, dice que le encanta jugar al futbito y que, desde que le compró un ordenador, pasa muchas horas ante la pantalla.

El pasado jueves, Rosendo salió muy ilusionado. Eran sus primeras colonias. Su abuelo no quería que fuera, pero al final cedió. El muchacho subió muy decidido al autobús. Francisco le vio dirigirse a los asientos del final: siempre suele haber más alegría en la cola. Cogió asiento de ventanilla y desde allí le dijo adiós.

Luego, la pesadilla. La noticia del accidente, la ansiedad, la horrible espera. Hasta que, poco más tarde de las siete, alguien le puso un auricular de teléfono en el oído y pudo oír a Rosendo, con voz cansina. "Abuelo, estoy bien". Estaba en el hospital, con una fractura de fémur y contusiones. Lloraba y se quejaba de dolor en la pierna. Pero estaba vivo.

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Laura iba sentada también detrás. Dos asientos más allá de Rosendo. Y también tuvo suerte, aunque se ha roto la cadera y tendrá que pasar por el quirófano.

En aquel viaje fatídico, el autobús escolar llevaba tres Lauras. En la larga tarde de confusión que vivieron los padres tras el accidente, cuando emprendían el camino de Soria, se supo que entre los supervivientes había una niña llamada Laura. Sólo una. Tres familias viajaban en la noche, acongojadas por la ansiedad, pendientes de las letras de un apellido. Una de las tres madres, destrozada, repetía: "Yo sólo sé que tengo una hija que se llama Laura y que iba en ese autobús". Laura Moliner fue la afortunada. Laura Araujo, de segundo de ESO, y Laura Moya, de tercero, murieron.

Además de Rosendo y Laura, otros tres heridos han regresado ya a Cataluña. Almudena Barrero está ingresada en el hospital de Viladecans y se espera que vuelva a casa en un par de días. También evoluciona bien Zoila Romero, ingresada con múltiples contusiones en el hospital Vall d'Hebrón de Barcelona. En la UCI de este hospital se encuentra también Marta López Cano, a quien se le tuvo que extirpar el bazo en Soria y sufre además fractura traumática cervical, aunque los médicos han descartado una lesión medular.

El resto de los heridos no están en condiciones de afrontar un traslado. La esposa del conductor del autocar, Purificación Moncloa, de 42 años, es la que tiene pronóstico más grave. Se encuentra en el Hospital Universitario Lozano Blesa de Zaragoza en situación de coma inducido por barbitúricos y con numerosos traumatismos. Pese a la gravedad, mantiene estables sus constantes vitales.

Las jóvenes Silvia Bardón y Patricia Gómez continuaban ayer en la UCI del Hospital General de Soria. La primera en estado grave a causa de las numerosas fracturas, entre ellas de pelvis, húmero y fémur. Patricia Gómez, cuyo estado es reservado, sufre traumatismo craneoencefálico, traumatismo vertebral y contusiones pulmonares. Finalmente, en el mismo hospital de Soria permanecían ayer los monitores Enrique Villagrasa y Cristina Otálora, cuya alta estaba prevista para hoy, según informó el director médico del centro.

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