"Hay que dormir cuando llega el sueño, no al acabar una película"

Robert Cilveti (Barcelona, 1966) es médico de la Unidad de la Alteración del Sueño de la Clínica Dexeus, en Barcelona. Ha participado en los Cursos de Verano de la UPV para hablar sobre el insomnio en los adultos y el tratamiento no farmacológico del insomnio desde una perspectiva "integral", porque las perturbaciones en el sueño "generalmente están relacionadas con razones psiquiátricas, farmacológicas o fisiológicas".Pregunta. ¿Cuánto tiempo hay que dormir?

Respuesta. Sólo el necesario. Algunas personas tendrán suficiente con cinco horas y otras, con 11. El insomne es aquel que no puede dormir lo que necesita su cuerpo y paga las repercusiones durante el día. Para que exista insomnio, los males se tienen que manifestar depierto. El insomnio no se clasifica en función de las horas de sueño.

P. ¿Está muy generalizado este mal?

R. Las estadísticas dicen que un 10% de la población duerme mal.

P. ¿Cuándo debe una persona preocuparse por la falta de sueño?

R. Hay una sentencia anónima del siglo III que dice: "Quien mejor duerme es aquél que menos se preocupa por su sueño". Lo mejor que puede hacer una persona que no está a gusto con sus horas de sueño es despreocuparse completamente del sueño. Hay que pasar del sueño. La mejor respuesta a "¿qué tal has dormido hoy?" debe ser "no me acuerdo".

P. ¿Cómo se manifiesta esta enfermedad?

R. El insomnio no es una enfermedad; es el síntoma de una enfermedad. Por esta razón, en ocasiones resulta bastante complicado encontrar las causas que lo originan. Los insomnes son, por regla general, muy resistentes y niegan la existencia de problemas emocionales que les llevan a dormir mal. La mayoría de los insomnes sufren de ansiedad o trastornos depresivos. También es corriente encontrar pacientes que han consumido estimulantes o entran en una fase de mal sueño cuando dejan de tomar sedantes. Las causas más importantes son las psicológicas, que se manifiestan en personas que somatizan excesivamente los problemas y acumulan mucha tensión durante el día o son personas sufridoras y se toman demasiado a pecho las cosas.

P. ¿Y el hábito de dormir con la televisión puesta?

R. Es fatal, porque el sueño se escapa. Hay que dormirse cuando llega el sueño, no cuando termina una película. Por eso son tan malos para el sueño los hoteles. Hay muchas personas que asocian la cama con todo menos con el dormir, y comen, ven la tele, leen libros... Todo menos dormir. Hay que advertir a quienes aprovechan el momento de meterse a la cama para planificar su agenda del día siguiente, lo cual no favorece tampoco el sueño placentero.

P. ¿La ansiedad retrasa el sueño?

R. Por supuesto. Quien repite insistentemente "tengo que dormir, tengo que dormir", mal asunto.

P. ¿Cuándo hay que dormir?

R. Hay momentos en los que es más favorable coger el sueño. Si dejas escapar esa oportunidad, a lo mejor tardas una hora en conciliar el sueño. También influye mucho la temperatura del cuerpo. Para dormirse, el cuerpo tiene que bajar la temperatura; por eso no es bueno hacer ejercicio poco tiempo antes de ir a la cama.

P. Hay quienes desean ser insomnes para aprovechar más el día.

R. Eso lo dicen porque no han sufrido de insomnio. El insomne no es aquel que duerme poco, sino quien quiere dormir más y no puede. Para quien duerme bien el sueño es un problema insignificante, porque puede pasar de ese problema.

P. ¿Cómo se puede tratar el insomnio sin tener que recetar fármacos?

R. Hay técnicas de relajación, meditación, técnicas de sueño. Las estrategias son múltiples, pero generalmente el enfermo quiere resolver su problema con urgencia. Por eso, en primera instancia tenemos que recomendarle algún medicamento. Cuando el fármaco haga efecto y esa persona comience a dormir mejor, entonces hay que sustituir la medicación por otras fórmulas. No soy contrario al fármaco.

P. Si hay muchos insomnes por ansiedad, ¿cómo se resuelve el mal sin fármacos?

R. Con los fármacos se aborda el síntoma. Este tratamiento por sí sólo tiene el inconveniente de no atacar el mal de raíz.