Los últimos del siglo XX
Los sanfermines se abren hoy con pocas novedades en el programa y la amenaza de las obras en el centro de la ciudad
Una década sin 'Riau-riau'
Pamplona da comienzo al mediodía de hoy a los últimos sanfermines del siglo XX con el habitual cartel de "completo" colgado en casi todos los hoteles, hostales, albergues y campings de la capital y de su área de influencia, repletos de miles de turistas, fundamentalmente extranjeros, que un año más acuden a una de la citas festivas más destacadas del calendario mundial de la juerga.El lanzamiento del chupinazo desde el balcón principal de la casa consistorial, recae este año, por decisión de la alcaldesa, Yolanda Barcina, en la persona del joven capitán de Osasuna, César Palacios. Con su estallido dará comienzo una ininterrumpida programación festiva y cultural que el Ayuntamiento aborda con un presupuesto de 326 millones de pesetas para 156 actos.
Los diferentes cuerpos policiales y sanitarios tienen ya listos sus dispositivos especiales de fiestas, con cientos de agentes y voluntarios turnándose las 24 horas para garantizar el buen desarrollo de los festejos. Una gran consigna de equipajes y una oficina internacional de prensa completan los servicios de atención a los visitantes.
El centro de la ciudad ha sido cerrado al tráfico rodado, que es, precisamente, uno de los principales quebraderos de cabeza municipales, ya que Pamplona es en estos momentos un coladero de obras públicas, que en en el caso de la construcción del futuro Auditorium-Palacio de Congresos ha hecho desaparecer uno de los mayores aparcamientos en superficie. Para evitar el más que previsible colapso circulatorio, las policías foral y municipal han desplegado patrullas que informan a los visitantes de la ubicación de los aparcamientos especiales habilitados por los barrios y el transporte urbano ha reorganizado sus trayectos y ampliado sus servicios hasta altas horas de la madrugada.
Sin mayores novedades en cuanto a los festejos taurinos, que un año más se centrarán en los encierros y en un apretado programa de corridas en la vetusta Plaza Monumental, que sigue sin ser sometida a una más que necesaria modernización, los sanfermines de 2000 presentarán distintos escenarios dedicados a la música popular, el rock, el jazz, las verbenas, los cantantes y grupos pop, la salsa, el teatro, la música vasca y el café-teatro.
Destacará la presencia, entre otros artistas, de Enrique Bumbury, La Vieja Trova Santiaguera, Cristina Pato, La Barbería del Sur, Lucrecia, Los Van Van, Chano Domínguez, Tahúres Zurdos, Barricada o Kepa Junkera, todo ellos en conciertos gratuitos en la calle, a los que se unirá una buena cantidad de verbenas de clubes privados de la ciudad.
Tampoco este año, y van ya diez consecutivos, se celebrará en la tarde de hoy el popular Riau-riau, el tradicional acompañamiento de los mozos a la corporación municipal por las calles hasta su llegada a las solemnes vísperas religiosas del santo. Este acto quedó convertido a lo largo de los años 80 en escenario de graves enfrentamientos entre grupos de tendencias políticas distintas y, según la alcaldía de Pamplona, en manos de UPN, no está aún en condiciones de ser convocado con garantías de seguridad.Pese a todo, habrá algunas novedades. Entre ellas, la organización del primer concurso internacional de fuegos artificiales, que abrirá mañana la pirotecnia valenciana Caballer, así como un gran espectáculo multimedia en los jardines de Yamaguchi titulado ¡Oh Pamplona, oh tierra!, obra de Manuel Coronado, el autor de los espectáculos que, sobre la base de una gran cortina de agua, pudieron verse en las exposiciones universales de Sevilla y Lisboa.
Las fiestas se presentan no exentas de polémica, entre otras cosas por la decisión de la alcaldía de confeccionar, por vez primera, de forma separada programas oficiales de fiestas en castellano y euskera. Se han distribuido 25.000 ejemplares en castellano y apenas 5.000 en euskera cuando la ciudad, alegan los colectivos de fomento del euskera, alberga la mayor población de Navarra de vascohablantes, unas 40.000 personas.
Además de rechazar la posibilidad de colocar la ikurriña en la fachada municipal junto a las banderas de Pamplona, Navarra, España y la UE, el consistorio negó el permiso a la ikastola San Fermín, encargada este año de recaudar fondos para la fiesta del Nafarroa Oinez, para montar sus instalaciones en la céntrica Plaza de Santa Ana. El Ayuntamiento alegó molestias a los vecinos y desplazó la barraca de esta ikastola a una zona más alejada del centro, donde se tendrá que montar junto a las casetas de las casas regionales.
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