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Los emigrantes mexicanos viajaron a votar a la frontera

Juan Jesús Aznárez

Decenas de miles de mexicanos, que debieron emigrar a Estados Unidos para ganarse la vida, se acercaron ayer en caravanas a los 60 puestos de votación, en veinte distritos de una frontera de más de 3000 kilómetros. Las papeletas se agotaron rápidamente en Ciudad Juárez o Tijuana, y hubo protestas e intercambio de puñetazos en algunos casos. Los nacionales domiciliados en el extranjero no pueden votar, pese a las reclamaciones de la oposición; si pudieran hacerlo desde Los Ángeles, Chicago o Nueva York, probablemente no ganaría el gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que el grueso de la peonada culpa de su forzoso exilio.

"Obviamente, no nos quieren dar voz, no nos quieren dar voto, no nos quieren dar presencia", había protestado de vísperas Martha Real, presidente de Migrantes Mexicanos por el Cambio, que apoya a Vicente Fox, y organizó comités para acarrear emigrantes hacia los colegios de la divisoria desde poblaciones cercanas como El Paso, Las Cruces, Alburquerque, Houston, Dallas o San Antonio. Lo mismo hicieron otros partidos. Los Ángeles, la segunda ciudad mexicana del mundo, con cerca de seis millones de mexicanos (la mitad con la documentación en regla), Chicago, con más de un millón, y otras urbes norteamericanas, albergan a cerca de dieciocho millones de mexicanos.

Millón y medio

De acuerdo con datos del IFE, cerca de un millón y medio de compatriotas en Estados Unidos cuenta con la credencial adecuada para votar en México. Un caudal nada despreciable. Lo saben Fox, Labastida o Cárdenas, que no sólo animaron a desplazarse hasta los pasos aduaneros, sino que gastaron millonadas haciendo proselitismo telefónico con sus familiares y amigos en México. "Nuestros familiares sí que nos escuchan, no como el gobierno, porque nosotros somos los que proveemos por ellos. Somos los que mantenemos el bienestar de nuestras regiones", manifestó Martha Real. Los emigrantes mexicanos envían anualmente a su país cerca de 7.000 millones de dólares.

En coche, autobuses, y a caballo los más próximos, acudieron a las urnas para ejercer su derecho al voto. "Lo que estamos peleando con esto es el alto nivel de cinismo que existió. La gente no veía la razón de participar porque siempre ganaba el PRI", según Felipe Aguirre, seguidor de Cárdenas. El presidente de un puesto de votación de Tijuana, en Baja California, vio que hacían falta 200 papeletas por lo que, de común acuerdo entre los partidos, decidieron anular igual número de papeletas a senadores y diputados.

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