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Pujol modera su discurso nacionalista y descarta un pacto con Esquerra en Cataluña

Convergència Democràtica (CDC) no va a escorarse a posiciones ideológicas que le hagan perder su centralidad política en Cataluña. Así lo advirtió ayer el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para quien está claro que ni el sector más soberanista de su partido, ni el PP ni los socialistas catalanes con sus envites conseguirán que CDC tome decisiones que vayan en contra de su talante, o sea, aliarse con los independentistas de Esquerra y adoptar planteamientos más nacionalistas. "No vamos a tirarnos a la piscina" ni a "hacer de saltimbanqui", subrayó. El discurso centrista también le sirvió a Pujol para tranquilizar a sus socios de Unió, inquietos por el giro soberanista que puede tomar CDC con Artur Mas a la cabeza.

En pleno debate precongresual y ante las numerosas familias ideológicas que afloran en su formación, Pujol empleó la mayor parte de su discurso de clausura de la XI Escuela de Verano en defender a ultranza el proyecto de Convergència, cuyo éxito, a su juicio, se debe a que el partido siempre ha ocupado el centro político e ideológico en Cataluña. Por ello, sería una equivocación modificar el rumbo. "Lo importante", manifestó Pujol, "es no perder el camino, sobre todo cuando el camino que hemos recorrido es el adecuado. La dirección ha sido buena".Las palabras del presidente catalán tenían como únicos destinatarios a quienes apuestan por que Convergència acentúe su perfil más nacionalista y opte en Cataluña por Esquerra Republicana (ERC) como socio parlamentario, alejándose del PP.

En clave interna, Pujol daba así un toque de alerta al sector más nacionalista de su partido, que poco a poco no sólo va copando las estructuras de poder de CDC y del Gobierno de la Generalitat, sino también la designación de delegados para el congreso de noviembre. "No nos tenemos que dejar arrastrar hacia ciertas polémicas nominalistas", subrayó Pujol.

Proyecto de España

Ayer mismo se conocía un documento firmado por el colectivo Sinapsi en el que se defiende una estrategia soberanista que supere el actual marco constitucional y estatutario. "Nuestra prioridad no es la España plurinacional, sino la Cataluña nacional; no podemos sucumbir reiteradamente ante el interés general", se afirma. El documento está firmado, entre otros, por el diputado Carles Campuzano y la consejera catalana de Enseñanza, Carme Laura Gil.

Aunque Pujol no citó este documento, sí replicó indirectamente a su contenido cuando defendió la conveniencia de que Convergència participe en la gobernabilidad de España. "Nuestro proyecto no se termina aquí [en Cataluña], porque existe el proyecto de España, en el que queremos estar e involucrarnos, aunque existan diferencias respecto a la idea de España y a la que tienen ellos de Cataluña".

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El presidente repitió por activa y por pasiva que Convergència se mantendrá en el centro político. Por tanto, no habrá pacto con ERC a pesar de los diferentes envites. "No vamos a hacer de saltimbanqui", respondió Pujol al líder de los socialistas catalanes, Pasqual Maragall, que esta semana en el Parlamento catalán le apremió a "gobernar, aunque sea con ERC". Y el líder de CDC remató la idea: "No nos tiraremos a la piscina. Cuando lo tengamos que hacer ya lo haremos, pero no porque nos empujen los otros, que son los que quieren ocupar nuestro espacio". Otra respuesta sin ambages al líder de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, quien en los últimos días le ha instado a abrir negociaciones para alcanzar un pacto de legislatura.

En opinión de Jordi Pujol, Convergència debe centrarse en lo que ha sido su devenir político durante 20 años: practicar una política dirigida a las personas, incrementando el bienestar colectivo y procurando el progreso de Cataluña, según dijo. Incluso anteponiéndolo a "crear conciencia nacional". Todo ello sin renunciar a las reivindicaciones de mayor autogobierno y de una mejora del sistema de financiación.

El tono moderado y políticamente de centro que Pujol empleó en su discurso sirvió también para tranquilizar a sus socios democristianos de Unió, que de manera reiterada han expresado sus dudas sobre el salto soberanista que ha dado CDC. El presidente catalán, que se mostró optimista respecto a la continuidad de la coalición de Convergència i Unió, señaló: "Estamos bien orientados [CiU] para continuar ocupando el centro nacionalista catalán, no sólo en el sentido político y social, sino también en el de los intereses del máximo posible de catalanes situados en posiciones no extremistas".

El presidente catalán evitará la confrontación con el PP

Jordi Pujol pronunció ayer, en la clausura de la XI Escuela de Verano de Convergència, uno de sus discursos más moderados de los últimos meses y evitó entrar al trapo de las últimas declaraciones de José María Aznar en Manila en las que pedía al presidente catalán que asumiera "con naturalidad" la mayoría absoluta del Partido Popular y reconociera su minoría en el Parlamento catalán. Pujol dijo que su partido evitará la confrontación con el PP.De esta forma, el líder de Convergència recurrió a eufemismos y críticas veladas para responder los ataques de los conservadores, pero siempre en tono conciliador: "No se nos escapan las dificultades, pero es evidente que no podemos renunciar a nuestras demandas [nacionalistas], sin embargo, lo tenemos que hacer sin dejar arrastrarnos a situaciones de confrontación que sean las estrictamente necesarias". No obstante, cuando fue preguntado por las últimas discrepancias (desfile militar; decreto de libertad de horarios y descuentos en los libros de texto; decreto de humanidades, informe sobre la enseñanza de historia) el presidente de CDC comentó: "No voy a contestar estas declaraciones. Pero por lo que puedan tener de fondo, para mí tienen mucha importancia".

Los representantes de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido coaligado a la formación que preside Pujol, criticaron a Aznar. El portavoz, Jordi Casas, le recordó que "el único objetivo que CiU tuvo en la pasada legislatura, cuando el PP no tenía mayoría absoluta, fue garantizar la estabilidad política".

El presidente del PP catalán, Alberto Fernández Díaz, replicó a CiU que lo que crea tensiones en sus relaciones no es "la inexistente prepotencia" de su partido, sino "la debilidad y fragilidad" de la coalición y su "grave problema de adaptación al nuevo escenario político", marcado por la dependencia del PP en el Parlamento catalán.

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