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DEMOGRAFÍA

El crecimiento de la natalidad es pasajero

En 1999 nacieron en España 377.809 niños, casi 16.000 más que el año anterior. La cifra, adelantada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque pequeña, supone el aumento de nacimientos más importante desde 1976 (aquel año concluyó la explosión demográfica, comenzó la modernización de la sociedad española y empezó a caer la natalidad). Los demógrafos saludan con alivio el repunte de nacimientos, pero no confían en que los españoles se estén animando a tener hijos. Más bien lo atribuyen a un efecto pasajero.Las españolas tienen sus hijos, por término medio, a los 29 años. Esto significa que les ha llegado el momento de tener familia a las numerosas descendientes del baby boom (las nacidas entre 1970 y 1975). Carmen Salaices, jefa del área de movimiento natural de población del INE, cree que el aumento de bebés en 1999 "confirma la estabilidad iniciada en 1996, tras 20 años de caída de los nacimientos, pero no quiere decir que el número vaya a seguir creciendo". Lo mismo piensa la demógrafa de la Universidad Complutense Aurora García, quien dice que "es un dato interesante y positivo, pero coyuntural". García recuerda que, según las encuestas de fecundidad, algo más de la mitad de las españolas de 15 a 49 años afirman que no quieren tener hijos. En 1999 nacieron 1,20 bebés por cada española en edad fértil, lo que sigue siendo la menor tasa de fecundidad de la Unión Europea.

Trabajo y familia

Más optimista es la socióloga Inés Alberdi, autora del libro La nueva familia española. Para Alberdi, la recuperación de la natalidad significa que las razones que antes la frenaban "han tocado fondo". Esta socióloga considera que la incorporación de la mujer al trabajo, que antes se consideraba un freno, es ahora necesaria para fomentar la maternidad. "Las mujeres quieren ser responsables económicamente de sus hijos", concluye.

La edad en la que el embarazo es considerado de riesgo se ha elevado de 35 a 38 años. Sociólogos y demógrafos atribuyen la reticencia a tener los hijos antes de los 30 años a motivos económicos: paro o empleo inestable, carestía de la vivienda, discriminación laboral de la mujer, dificultad para compatibilizar vida familiar y laboral; así como a factores socioculturales: emancipación de la mujer, valores de la sociedad de consumo, falta de guarderías y escuelas infantiles.

La demógrafa Ana Cabré cree que el aumento de la natalidad responde a una mejoría de la coyuntura económica, en concreto al descenso del paro. Cabré explica que el empleo fijo permite solicitar un préstamo bancario para comprar una casa, y así se inicia una cadena que lleva a tener un hijo. "No sé si las políticas demográficas son buenas, pero sí sé que contribuyen a la felicidad de las personas, y es posible que esto tenga repercusiones demográficas", ironiza.

Por contra, el presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, Luis Cavero, no cree que la escasez de niños se deba a la coyuntura económica. Opina que los indicadores económicos van bien y atribuye los pocos nacimientos a un cambio cultural: "La tasa de natalidad más baja se da en las clases pudientes: primero quieren conseguir coche, piso y trabajo fijo, y al fin piensan en tener un hijo". Cavero cree que, en la nueva escala de valores, el éxito profesional va por delante de la familia. Su desconfianza en las políticas de ayuda demográfica le lleva a aconsejar que para promocionar la familia "vuelvan a poner La casa de la pradera por televisión".

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