El hematocrito manda a casa a tres corredores sin dar una pedalada
El campeón de Rusia, Sergéi Ivanov (Farm Frites), el veterano Rossano Brasi (Polti) y un esloveno novato, Andrei Hauptman (Vini Caldirola) dieron ayer la razón al padre Jean-Marie Leblanc. Éste desafió la víspera a los tramposos. Les dijo que no tenían escapatoria. En aquel momento, parecían palabras huecas, pura moralina. El ambiente de este Tour hacía anticipar una carrera limpia, la más tranquila de los últimos tres años, pero no por la imposición del director de la organización, sino por las precauciones de los propios equipos. Sin embargo, todavía quedan retales del 98. El primer día de competición amaneció revuelto en los hoteles del Caldirola, Polti y Farm Frites. La anunciada visita de los inspectores médicos de la UCI a los 180 participantes supuso el billete de vuelta para Ivanov, Brasi y Hauptman. Sin dar una sola pedalada.Los tres superaron el 50% del límite en la tasa permitida de hematocrito en la sangre. Tenían más glóbulos rojos de lo saludable. Los tres fueron declarados enfermos y no aptos para tomar la salida. "Esto es una prueba de que los idiotas existen", increpó Gianluigi Stanga, el director del Polti, a su corredor nada más conocer los resultados. Y menos mal que en esos momentos no coincidieron los dos en la misma sala. "Si estuviera aquí, le parto la cara", añadió Stanga, cargando sobre Brasi toda responsabilidad. Según anunció, para desmarcarse del asunto, le suspenderá de empleo y sueldo.
Una de las consecuencias que trajo el recordado Tour de hace dos años fue un cambio en la cultura del dopaje. Ningún equipo es sospechoso ya de administrar a sus corredores sustancias prohibidas. Los ciclistas que buscan ese tipo de ayudas actúan por su cuenta y riesgo. Así que se da una situación de descontrol. Los equipos exigen rendimiento, los corredores se buscan la vida y los médicos de los equipos efectúan los controles pertinentes y cruzan los dedos en situaciones como la de ayer para que todos sus chicos vayan más o menos limpios.
Para Brasi, este Tour significaba una puerta hacia el retiro. Consiguió su última victoria en 1995 y ya estaba predestinado a quedar descolgado del ciclismo. Era un hombre sin futuro y este episodio es la puntilla. Su caso nada tiene que ver con Ivanov (25 años), un joven con cierta proyección, segundo en el Tour del Porvenir hace cuatro años. Un corredor con responsabilidades en el Farm Frites, un equipo marcado por su pasado de dopajes y que pese a su cambio de patrocinador sigue siendo el TVM de siempre. Aquél que acabó salpicado en el Tour de los escándalos, el conocido por el caso Festina.
Hauptman tiene la misma edad de Ivanov, pero menos currículo. Tiene un bagaje de un año profesional, cero victorias y un no debut en el Tour que le marcará para toda la vida.
Son tres casos distintos, de ciclistas más o menos medianos. Por eso no se ha alterado demasiado la tranquilidad del Tour.
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