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Entrevista:VICENTE FOX - CANDIDATO DEL PAN A LA PRESIDENCIA

"El cáncer mexicano no puede curarlo un presidente del PRI"

Juan Jesús Aznárez

El candidato a la presidencia de México por el conservador Partido de Acción Nacional (PAN), Vicente Fox, es un gallo de 1,90, con porte de galán criollo, que calza botas rancheras, y grabó su apellido en la hebilla de la correa y en la mente de millones de compatriotas anhelantes de cambio. "El cáncer nacional, la corrupción, el narcotráfico, o la impunidad, no puede curarlas un presidente del PRI. Eso nunca va suceder", asegura. Las encuestas coinciden: Fox es el único opositor capaz de ganar mañana al PRI.El candidato, de 57 años, leía de niño vidas ejemplares y a punto estuvo de abrazar el sacerdocio. Promete poner fin a la hegemonía de siete decenios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y construir un Estado de derecho.

"El PRI destrozó México. Vamos a la yugular". Dueño de una fábrica de botas con cerca de 1.000 empleados, agrupa las esperanzas de parte de las clases medias y urbanas. Niega ser un conservador intolerante o moralista, y en una ocasión trazó una línea del 0 al 10, de la extrema izquierda a la extrema derecha, y se situó en el 4,5. Instala el domicilio político de su partido junto al Partido Popular español, y se coloca "en un centro izquierda ligero". Despierta pasiones entre los suyos, al extremo de que los empleados de la empresa Essence Fleur, de Ciudad de México, derramaron esta semana esencia de coco por una avenida céntrica y acabaron en comisaría testimoniando que era el "aroma del cambio", una jabonosa fragancia electoral que causó una carambola de 18 vehículos. El ex gerente de la Coca-Cola en México es temperamental y tozudo; empata con el priísta Francisco Labastida en los sondeos, y acabó este año su licenciatura en Dirección de Empresas. Ha concluido también una campaña de casi tres años hacia la conquista de la presidencia y, de ganar, sería el primero en conseguirla desde que en 1929 un grupo de caudillos revolucionarios creara el PRI para evitar seguir matándose. "No creemos en el neoliberalismo aplicado bajo la guía ciega del mercado, que en América Latina ha dejado marginación y pobreza", señala, "ni tampoco creemos en el viejo estatismo. Las privatizaciones han sido arreglos entre cuates".

Fox, en entrevista con este diario, restó credibilidad a las promesas del PRI de renacimiento democrático. "Los presidentes surgen de lo mismo. Tienen mucha contaminación. Sexenios y sexenios vienen: un presidente habló de la moralidad, y el otro de la limpieza, otro de terminar con la criminalidad, y aquí no ha pasado nada en 30 años". "Sólo aquí se hacen acusaciones contra miembros del Ejército, que están en la cárcel, y sólo aquí hay muchos funcionarios que han tenido que ver con el narcotráfico. Es el gran cáncer de México, extendido a todo el cuerpo nacional".

Hijo de madre española, de San Sebastián, y padre descendiente de irlandeses, la fracción I del artículo 82 de la Constitución prohibía su postulación como candidato por ser hijo de extranjero. La Carta Magna fue reformada en 1993, durante el gobierno de Salinas de Gortari, y Fox entró en liza después de las presidenciales de 1994, ganadas por el priísta Ernesto Zedillo. Las acusaciones del singular y visionario ex gobernador de Guanajuato (1995-1999), diputado entre 1988 y 1991, son lapidarias. Los priístas, dice, son sanguijuelas, alacranes, víboras prietas. Hábil en la adaptación al terreno, y al auditorio, a todos quiso contentar en campaña, incluida la izquierda, y algunas de sus propuestas de campaña fueron percibidas como contradictorias. Sus referencias a la posible entrada de capital privado en Petróleos Mexicanos (Pemex) levantaron ampollas.

Casado durante 20 años con Lilliam de la Concha, con cuatro hijos adoptivos, entró en política seducido hace 12 años por una reflexión del entonces líder del PAN, Manuel J. Clouthier, asesinado poco después. "¿Si no luchas para ser libre, de qué te quejas?". Un día de 1988 comunicó a su hermano Cristóbal la decisión tomada: "Voy a hacer algo por los jodidos de este país". Jodidos y reclamando redención están 40 de los 100 millones de mexicanos, pero no todos votarán por Fox, uno de los pocos jefes políticos en activo que no ha militado en el PRI.

Carismático, sus colaboradores dicen que sabe escuchar. Sus adversarios adivinan autoritarismo, desprecio hacia las opiniones ajenas. "Es muy normal. No parece que vaya a ser Foximori", según diplomáticos que lo trataron con asiduidad. Él se define como un hombre decente. "Trabajo un chingo (mucho) y no soy pendejo". "Habla al chilazo, te dice las cosas sin rodeos", aplauden sus amigos. Vicente Fox, al igual que Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), centro izquierda, ha recorrido México prometiendo democratización y prosperidad.

También, como todos, cree que va a ganar, pero teme que el aparato del PRI y las inercias generen cinco puntos a favor de su rival. Arremete contra la inmunidad de los funcionarios: "La figura del fuero protege al funcionario público de andar haciendo marranadas, de andar haciendo pilladas, de andar haciendo narcotráfico".

El PRI le cita apátrida, vendido a EEUU, y una cuña propagandística le exhibió de "antipatriota", de rodillas ante el opulento norte por haber dicho a una cadena de televisión norteamericana que estaban "entrenando jardineros para que trabajen en EEUU". Se ríe Fox de lo que considera una manipulación de la entrevista. El candidato es pragmático. "Sé lo que representa, entre comillas, ese abrazo del oso que nos rompe las costillas". Por otra parte, Alianza Cívica anunció ayer que presentará 288 denuncias contra los partidos, la mayoría contra el PRI, por supuestas actitudes de compra y coacción para la obtención de votos.

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