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Mayor dice que la ayuda al desarrollo y la lucha policial son las únicas vías para frenar el tráfico de hombres

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, defendió ayer en Lisboa la ayuda al desarrollo de los países del norte de África, especialmente a Marruecos, y la cooperación policial entre las riberas del Mediterráneo como únicas vías para combatir la inmigración ilegal y las redes mafiosas que trafican con seres humanos. Mayor explicó que la UE ya ha puesto en marcha un grupo de trabajo sobre el caso marroquí para mejorar su economía y equilibrar sus flujos migratorios.Durante la VI cumbre de ministros del Interior del Mediterráneo occidental, celebrada ayer en Lisboa, Mayor Oreja defendió la coordinación europea para combatir la inmigración ilegal, dado que, a su juicio, la cooperación bilateral "no es suficiente" para resolver el problema. Por ello, añadió, Francia, Italia, Portugal y España "se han comprometido a buscar de forma prioritaria programas de ayuda al desarrollo de esos países del norte de África" que les permitan reducir los índices de emigración.

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El ministro del Interior precisó que "la UE no sólo puede estar pendiente de los flujos migratorios procedentes del este europeo, sino también del norte de África, cuyos países tienen a su vez otro gran problema de inmigración" con la llegada de millares de ciudadanos del África subsahariana que buscan desde sus costas la llegada al primer mundo.

Mayor Oreja reconoció que las únicas vías para combatir uno de los más graves conflictos que amenazan el próximo milenio serán la cooperación policial entre ambas riberas del Mediterráneo, la especialización de los grupos policiales en el combate a las mafias organizadas que trafican con personas y la ayuda económica al desarrollo de esos países. "No se pueden buscar soluciones perfectas", dijo, "sino ir avanzando poco a poco".

Asimismo, la declaración de Lisboa, aprobada ayer por la cumbre de ministros, reconoce que los países del Mediterráneo deben concentrar también sus esfuerzos en la "lucha contra el blanqueo de dinero, la financiación y conexión de esas redes mafiosas con grupos terroristas y del crimen organizado, y mediante la persecución de aquellas compañías que buscan a ese tipo de trabajadores clandestinos", una nueva fórmula de esclavitud que, desgraciadamente, se ha restablecido por las insostenibles diferencias económicas entre países ricos y pobres.

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