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Entrevista:KOLDO ALMANDOZREALIZADOR DE CORTOS Y PERIODISTA

"El cortometraje es el único espacio donde se crea con libertad"

Maribel Marín Yarza

Koldo Almandoz (San Sebastián, 1973) recibió recientemente el premio Jinete Ibérico en la 28ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca por A DAR BA KAR, un cortometraje en euskera sobre la locura, galardonado también en el Festival de Cine del Mediterráneo. Éste es el segundo trabajo del joven director, que afirma: "El corto es el único espacio donde se puede crear con libertad". Almandoz, colaborador de EL PAÍS, trabaja como periodista en Euskadi Irratia. Pregunta ¿Su cortometraje tiene algún fundamento autobiográfico?

Respuesta. Mi abuelo murió de Alzheimer y pasó muchos años en casa. Un día me fijé en que solía pasar mucho tiempo hablando con una manilla de una puerta y pensé: él estará viviendo como una realidad lo que a nosotros nos parece una locura. Tenía también en la mente una foto de un psiquiátrico que me impactó, empecé a leer, a apuntar ideas y le propuse a Harkaitz Cano que escribiéramos el guión.

P. Anteriormente su corto ganó el premio del Festival del Mediterráneo por su aportación al lenguaje cinematográfico. ¿Qué aporta?

R. La película tiene una estructura de jeroglífico para reflexionar sobre el tema sin caer en el surrealismo absoluto, pero, a la vez, sin ser fácil. Tratamos de desmitificar eso de que el loco no se entera de nada. Por eso se narra en dos planos; por una parte, la imagen que dan las cámaras de videovigilancia de un sanatorio sobre lo que ve una persona normalmente, y por otra, la que muestra la realidad que percibe el enfermo. Cada plano, cada perspectiva, está muy pensada.

P. ¿Qué futuro tiene A DAR BA KAR, siendo tan reducido su circuito de exhibición?

R. Nos lo compró ETB y, a raíz de haber ganado en Huesca, vamos a lograr que el mismo festival se quede con la copia y haga exhibiciones en Iberoamérica y Canadá. Lo que me importa en el fondo es que la gente lo vea, pero no me preocupa demasiado lo de todo este mundo del cine; se ha puesto de moda y ahora parece que cada pueblo tiene que organizar su festival.

P. Importantes cineastas como Álex de la Iglesia o Santiago Segura han llegado al largo después del corto. ¿Es un paso necesario?

R. Hay gente que no lo ha hecho, que ha pasado directamente de la publicidad o de los documentales. Viene bien para aprender, porque es una forma de arriesgar sin gastar mucho dinero. Y además nadie va a poner 300 millones en manos de alguien que no ha demostrado nada. Me parece lícito como aprendizaje, pero también como género en sí mismo. El corto es el único espacio donde se puede crear con libertad. Suena pretencioso, pero prefiero no hacer a tener que hacer algo, un largo, que no vaya a controlar.

P. Sin embargo, ¿por qué este género y sus realizadores quedan en segundo plano?

R. Hay cuentistas que por no haber escrito nunca una gran novela no se les considera grandes escritores... Pero puede ser porque al cine, aunque a muchos nos guste considerarlo una forma de arte, muchos lo consideran como una industria, y un corto no da dinero.

P. ¿Sus premios son una prueba de que con imaginación se solventan las limitaciones económicas?

R. El primer corto nos costó 250.000 pesetas y A DAR BA KAR, 2,5 millones. El dinero siempre es necesario, pero muchas veces no deja de ser una excusa. Depende de lo que quieras hacer. Yo tengo claro que no voy a vivir del cine.

P. ¿Pero, proyecta hacer algún largometraje?

R. Sí, tengo ideas, guiones; lo que me falta es tiempo. Proyecto hacer otro corto y filmar un largo en vídeo digital. Ahora estoy interesado en eso. Me gusta la frescura y la textura que da y las posibilidades que ofrece de hacer algo con un equipo pequeño y con presupuestos más cortos.

P. Los dos trabajos se han rodado en euskera.

R. Sí, por filosofía. No están filmados en el sentido de ser chiíta con el lenguaje. Creo que el cine es un lenguaje universal; soy partidario de los subtítulos, porque creo que cada idioma puede poner su pincelada dentro de la estructura de la cinta.

P. ¿Cuál sería la vía de exhibición más natural del corto?

R. Creo que es un formato ideal para televisión; son cinco o diez minutos que se podrían proyectar entre programas, entre secciones, para introducir un tema a debate.

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