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MEDIO AMBIENTE

Críticas ecologistas a la ampliación del puerto de Altea Luis Campomanes

El proyecto de ampliación del puerto deportivo Luis Campomanes de Altea, que pretende convertirlo en la segunda instalación náutica de la Comunidad Valenciana, al pasar de 543 a 1.089 amarres, ha encontrado una fuerte oposición conservacionista. Ecologistas en Acción, la mayor asociación verde de ámbito nacional, ha presentado sus alegaciones en contra del proyecto y su estudio de impacto ambiental por estimar que la obra causaría graves lesiones al ecosistema marino de la bahía de Altea. Sobre todo, alegan los ecologistas, afectaría gravemente a las praderas de Posidonia oceánica, un ecosistema vegetal marino protegido a nivel europeo y que cuenta en esta zona del litoral valenciano con importanes colonias.La primera crítica hace referencia a la necesidad de una ampliación que, a su juicio, supone en la práctica la construcción de un nuevo puerto de 546 amarres, ya que la obra implica la demolición de varios muelles y espigones y la construcción de otros. Los promotes de la obra alegan en la memoria informativa del proyecto "la buena acogida y respuesta de los interesados en los puntos de amarre" para considerar la obra "indispensable". Igualmente, alegan que la capacidad del puerto deportivo Luis Campomanes "necesita" la ampliación para dar cumplida respuesta a esa demanda.

Sin embargo, Ecologistas en Acción opina que en la Comunidad ya hay 16.549 puntos de amarre, de los cuales el 45% están entre Dénia y Alicante. "Pensamos que hay una oferta suficiente de puntos de amarre en los alrededores de la instalación proyectada", opina la asociación. Y achaca a la "presión económico-empresarial, muchas veces relacionada con el sector inmobiliario" esa pretendida necesidad de los amarres.

Destrucción marina

En cuanto a los impactos ambientales, la asociación asegura que el proyecto no especifica de dónde se van a extraer los 1.121 millones de toneladas de piedra que requiere la obra. Pero hace especial hincapié en el "grave impacto" ambiental causado en la flora marina, especialmente en la Posidonia oceánica. "Evaluar el impacto de la destrucción de alrededor de 200.000 metros cuadrados [una superficie superior a 20 campos de fútbol] de praderas de esa fanerógama como un impacto moderado", argumentan los ecologistas, "creemos que es incorrecto". La asociación argumenta que esta planta forma en la zona "una comunidad madura, de alta diverversidad biológica y alta producción primaria".

A su juicio, la obra supone "un atentado en toda regla a la supervivencia de una especie de tanta importancia y portegida por la legislación valenciana, española, europea y diversos convenios internacionales firmados por el Estado español". Y enumeran hasta siete normativas que protegen este ecosistema.

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