Mafias
Como aves precursoras de escandalera, en Madrid aparecen las lumis, que últimamente, más que por rastrojo, van por la Casa de Campo. Esta semana se celebra en el Círculo de Bellas Artes el Simposio internacional sobre prostitución y tráfico de mujeres. Los 400 congresistas de 13 países se van a encontrar el gallinero alborotado. Mientras las autoridades andan descarriadas y erráticas, carentes de imaginación para solucionar de una puñetera vez el asunto, las trabajadoras del amor están aterrorizadas por las mafias y por el alcalde. La Casa de Campo se ha convertido en una chuletada, es decir, un aquelarre de chulos, proxenetas y buscadores vergonzantes de sexo basura.La verdad, tampoco faltan risas, porque en este contexto llega la ex juez María Tardón y amenaza con denunciar a las prostitutas por "exhibición obscena ante menores". Y entonces el fiscal jefe de Madrid, Mariano Fernández Bermejo, replica que las chicas "están ejerciendo una profesión con el uniforme propio de ella, es decir, casi sin uniforme". Algo tan simple es de una lucidez contundente. Por otra parte, lo que ven los niños en la Casa de Campo es una broma comparado con lo que están viendo a todas horas en televisión.
El caso es que la autoridad es incapaz de contener el avance imparable de organizaciones criminales internacionales en la capital: mafias chinas, turcas, orientales, latinas, sicilianas, árabes; mafias españolas; mafias de tráfico de ilegales... Un sentimiento parecido al bochorno nos azota a los ciudadanos cuando, en estas circunstancias, la Asamblea de Madrid se debate en todo el medio de la telebasura y las amenazas de la portavoz socialista de escarbar en la vida privada de Ruiz-Gallardón. Qué bajo se está cayendo.
Menos mal que hay otras mafias gozosas y beneficiosas para el pueblo, como la mafia leonesa, que ha colocado a Luis Mateo Díez en la Real Academia de la Lengua. Mateo otea Madrid a diario desde un balcón de la Casa de la Panadería. Viva la mafia leonesa.
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