_
_
_
_
LA CRISIS EN EL PAÍS VASCO

La reunión de Aznar e Ibarretxe concluye con un radical enfrentamiento entre ambos

Luis R. Aizpeolea

La esperada cita entre el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el lehendakari, Juan José Ibarretxe, se saldó con un rotundo fracaso y con un radical enfrentamiento entre ambos sobre la situación política en el País Vasco. Sólo coincidieron en condenar la violencia terrorista, cuando ETA lleva cometidos ya cinco asesinatos desde la ruptura de la tregua. A partir de ahí todo fueron diferencias. Pío Cabanillas, portavoz de La Moncloa, subrayó que Aznar dejó claro que en Euskadi el único problema real es el terrorismo y la falta de libertad de una parte de la sociedad. Pero Ibarretxe no atendió su reclamación de abandonar los postulados del Pacto de Lizarra y regresar al marco del Estatuto. Al contrario, reprochó a Aznar y al PP sus "insultos, descalificaciones y calumnias" y les acusó de promover una "fractura social" con su "política de confrontación".

Más información
"El insulto no es el camino"

Fue un encuentro de dos horas a cara de perro, en el que no hubo más que un apretón de manos. Todo lo demás fueron desacuerdos. Y en absoluto se produjo la rectificación que buscaba Aznar. El Gobierno vasco no está dispuesto, hoy por hoy, a dejar el Pacto de Lizarra y regresar al Estatuto.Si la anterior cita, el 3 de diciembre de 1999, ya había sido tensa, la de ayer lo fue más. Aznar había anticipado el 8 de junio pasado que iba a hablar "clarito y en orden" con Ibarretxe, pero se encontró con un lehendakari rotundo y sin ánimo de ceder lo más mínimo.Si el presidente del Gobierno central reclamaba a Ibarretxe la ruptura inmediata con los postulados del Pacto de Lizarra y el regreso al marco del Estatuto de Gernika y la Constitución como fórmula política para combatir el terrorismo, Ibarretxe le ha respondido con una tajante negativa, que expresó en la lectura de un texto con nueve puntos, al final de la reunión.

"Lamentablemente, no se ha podido constatar una voluntad inequívoca que permita pensar en un cambio de rumbo. Lejos de ello, se ha constatado la persistencia [del Gobierno vasco] en los objetivos defendidos en el Acuerdo de Estella", admitió el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas. Y añadió: "Aunque se insista en centrar el debate en la existencia de un supuesto conflicto político, el único problema real en el País Vasco es la negación sistemática de la libertad y de los derechos fundamentales, hasta el límite de la eliminación física de una parte de los vascos que desean un marco de convivencia plural".

El "ámbito vasco"

Frente a la reclamación formulada por Aznar al Gobierno vasco para que regrese al Estatuto, Ibarretxe respondió que esa apelación era "genérica", y la descalificó. Aclaró que el Ejecutivo de Vitoria ya ha roto sus compromisos parlamentarios con EH, pero también advirtió de que no está dispuesto a renunciar a los postulados de Lizarra. El lehendakari defendió el respeto al "ámbito vasco de decisión" como elemento clave en la resolución "del problema vasco". "El problema es la negación y la imposición de la identidad", dijo.

Ante la posición de Aznar de que el problema de Euskadi es el terrorismo, Ibarretxe le replicó que es "un conflicto de naturaleza política", y se remitió a razones históricas. "El problema de ETA tiene 40 años, pero el conflicto vasco tiene 160 años". Luego, pasó a la ofensiva directa contra el jefe del Ejecutivo central y líder del PP. Le acusó de "buscar una confrontación entre el nacionalismo vasco y el español, que puede tener réditos electorales, pero que fractura la sociedad civil vasca".

También le reprochó "proferir" insultos graves, calumnias y acusaciones contra el Gobierno vasco. Se refería especialmente a las declaraciones del delegado del Gobierno, Enrique Villar, quien manifestó que Interior no pasaba a la Ertzaintza (policía vasca) información de la lucha antiterrorista porque el Gobierno vasco había pactado con ETA. Asimismo, hizo una referencia a la falta de respeto institucional mostrada por el líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, quien se ha negado a acudir a las reuniones convocadas por Ibarretxe.

El lehendakari ofreció como alternativa a esta actitud de Aznar y el PP una nueva mesa de diálogo, cuya puesta en marcha intentó consensuar la semana pasada con el PSOE, IU y Unidad Alavesa. Y reclamó a Aznar que exija a su partido que se incorpore a ella.

Aznar se mantuvo en las mismas posiciones del 8 de junio. No obstante, fuentes de La Moncloa manifestaron que se quedó sorprendido por la rotunda posición de Ibarretxe. El presidente del Gobierno replicó que "el único problema real que hay en el País Vasco es el del terrorismo y el de la negación de la libertad de una parte de la sociedad vasca".

Criminalización

Y frente al argumento de Ibarretxe de que desde el Gobierno central y el PP se está "criminalizando" al nacionalismo, replicó que los únicos que cometen crímenes en Euskadi son los "terroristas".

El portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, en comparecencia posterior a la de Ibarretxe, insistió en que Aznar trasladó su posición contraria a los foros políticos para resolver el problema del terrorismo. "Ni la violencia ni su cese pueden dar lugar a contrapartidas políticas. Ni la existencia en el País Vasco de diversos proyectos políticos, por legítimos que sean, justifica que se pretendan imponer desde la exclusión", insistió Cabanillas. Ibarretxe había dicho que "el Gobierno español se equivoca cuando dice que su objetivo prioritario es neutralizar el nacionalismo vasco". Y exclamó: "¡Qué barbaridad!".

Un ambiente de tensión sin precedentes

El encuentro de ayer en La Moncloa entre José María Aznar y Juan José Ibarretxe no tuvo precedentes por su carga de tensión, que alteró las previsiones de la Presidencia del Gobierno. Tanto representantes del palacio de Ajuria Enea como de La Moncloa habían anunciado que el lehendakari realizaría una declaración después de su entrevista con el presidente del Gobierno central. Lo realmente inesperado para el entorno de José María Aznar fue que la exhaustiva declaración del lehendakari, estructurada en nueve puntos, constituyese toda una exposición de principios en clara réplica a la que Aznar expresó, en rueda de prensa, el pasado día 8, también en La Moncloa.La declaración de Juan José Ibarretxe dejó consternados a altos cargos de la Presidencia del Gobierno, incluido el ministro portavoz, Pío Cabanillas. Algunos de esos altos cargos manifestaron: "[Ibarretxe] Se ha pasado 19 pueblos" y "ha cometido un grave error". La Moncloa interpretó la intervención del lehendakari como una exposición ideológica en favor de los postulados del Pacto de Lizarra y en la que abiertamente declaraba una guerra política al presidente del Gobierno, al que hacía responsable del incumplimiento del Estatuto de Gernika y de tensar la situación política del País Vasco con riesgo de que haya una fractura en la sociedad vasca.

También quedaron sorprendidos por la forma en que el lehendakari realizó su discurso. En todo momento habló en tercera persona y siempre se refirió a Aznar como "el presidente del Gobierno español", en un lenguaje de distanciamiento.

Ante todo eso, La Moncloa cambió sus previsiones. Después de haber anunciado la comparecencia en rueda de prensa del ministro portavoz, Pío Cabanillas, para informar de la reunión, la conferencia de prensa fue sustituida por un mensaje leído, que constituyó una declaración de principios, claramente contrapuesta a la expuesta por Ibarretxe. Cabanillas se ciñó a los valores del Estatuto de Autonomía y descalificó el Pacto de Estella. El ministro portavoz subrayó que "no puede haber posiciones equidistantes", en alusión al apoyo del PSOE a Ibarretxe en el Parlamento Vasco el pasado viernes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_