Mugabe trata de asegurarse el triunfo electoral con intimidación y presiones
"Sé valiente; tu voto es secreto". Éste es uno de los grandes lemas del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), el partido de la oposición que aspira a ganar este fin de semana las quintas elecciones legislativas desde la independencia de Zimbabue, en 1980. La Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), del presidente Robert Mugabe, ha extendido el rumor en las áreas rurales de que el Gobierno dispone de cámaras ocultas en los colegios electorales y que podrá conocer el sentido del voto de cada ciudadano.
Nadie se atreve a predecir quién ganará ni tampoco si habrá fraude. Para algunas organizaciones, como Amnistía Internacional o el estadounidense Instituto Nacional Democrático (a las que se les ha negado el carné de observador), el timo es previo: no se dan las garantías. Los observadores de la UE prefieren guardar silencio y esperar a conocer el desarrollo de todo el proceso.Mugabe utiliza la violencia de los veteranos (ex guerrilleros, juventudes del ZANU-PF y camorristas varios) para amedrentar a la población más pobre e iletrada; dispone de los medios de comunicación (televisión, las radios y la mayoría de la prensa escrita) que militan en la causa del presidente, y exprime cada resorte del poder en su beneficio: ha modificado, por ejemplo, el diseño de varias circunscripciones urbanas (donde el MDC es fuerte) para añadirles terreno rural; ha incluido en el distrito Harare-sur a cuatro cuarteles en los que votarán por correo los 11.000 soldados desplegados en el Congo-Kinshasa, y ha aprobado un decreto-ley que impedirá a los observadores locales (unos 20.000) acompañar las urnas desde los mismos colegios electorales a los lugares de recuento. Estas urnas viajarán solas y vigiladas por la policía.
La UE cuenta en Zimbabue con 150 observadores para 120 circunscripciones y un total de 4.000 colegios electorales. "Somos pocos, es verdad, pero disponemos de los medios para saber si da un fraude generalizado o simples irregularidades", sostiene uno de los observadores. Éstos debatieron la posibilidad de publicar un informe crítico, en la línea del de Amnistía Internacional, pero han preferido esperar al resultado. "Si después se produce la sorpresa y vence el MDC, quedaríamos en ridículo", asegura el observador.
"Hace dos meses, en las embajadas occidentales se daban por buenos 40 escaños para la oposición, pero ahora el ambiente ha cambiado dramáticamente y se empieza a hablar de 70 escaños e incluso de una victoria", dice un diplomático. "Existe un ambiente de optimismo que no sé si es real en todo el país", añade. Otro recuerda que en febrero, cuando un incipiente MDC logró derrotar a Mugabe en el referéndum constitucional, nadie fue capaz de vaticinar esa sorpresa. Ahora puede suceder lo mismo.
En las elecciones del fin de semana (los colegios abren el sábado y cierran el domingo, debido a las dificultades de transporte), están en juego 120 escaños de un Parlamento con 150 diputados. Los 30 restantes son nombrados a dedo por Mugabe. "La oposición empieza el partido con el marcador 30 a 0 en contra", dice John Makombe, analista político y profesor universitario.
En esta situación, el ZANU-PF necesita 46 escaños para conseguir la mayoría. Pero el presidente Mugabe, en sus últimas declaraciones, ha lanzado como objetivo partidista los 101, es decir, los dos tercios que le permitirán enmendar a su gusto la Carta Magna. En la Cámara saliente, el ZANU-PF contaba con 147 escaños. La única oposición real fue una mujer, Margaret Dongo, quien aspira a repetir victoria en el distrito de Harare-sur. Para impedir su éxito, Mugabe ha incluido los cuatro cuarteles militares.
"Ahora entiendo la campaña de ocupación de la tierra", dice una fuente occidental, "el objetivo era asegurarse por la intimidación el voto del Zimbabue rural, que es del que depende el resultado". La gran cuestión es ésta: ¿Cómo votará la gente del campo, la que ha sufrido los ataques de los veteranos? Algunos no dudan en vestir las camisetas del ZANU-PF y musitar después que su voto será para el MDC. Pero es difícil saber si son la excepción o una mayoría. "En las zonas rurales, el campesino sólo necesita tres cosas para sobrevivir: parafina, sal y cerillas; ahora, por primera vez desde la independencia, les faltan las tres", dice el diplomático.
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