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Los monumentos también vertebran

¿La gallina o el huevo? ¿Real Madrid o Barça? ¿Falla o foguera? Las grandes dicotomías de la humanidad pueden solventarse si se acude a consultar a los protagonistas de las disputas. En muchas ocasiones, las respuestas que se obtengan no irán más allá de las posturas encastilladas que se defienden con fe ciega. En el caso de la tercera cuestión, y al menos por las opiniones de los personajes encuestados, las asperezas (en caso de que las hubieran) se han limado mucho.Las fiestas de Fogueres y Fallas han sido espejos en los que se han reflejado, aunque en miniatura, los recelos entre valencianos y alicantinos. Que, como las meigas, haberlos, haylos. Son dos fiestas acostumbradas a darse la espalda o a enseñarse los dientes. Sin embargo, los tiempos cambian y, además de los indudables lugares comunes de ambas celebraciones (despertaes, pasacalles, mascletaes, ofrendas florales y monumentos de corcho y cartón, por citar los más flagrantes), la artesanía ha ido también acercando posiciones.

Todavía pueden escucharse en estos días en los corros que se forman en torno a los monumentos opiniones como "esto es una falla" o "se nota que el artista es valenciano, mira qué barroca es la foguera". Los expertos de verdad, es decir, los artistas, opinan bien distinto. Este año han plantado en categoría especial -en la que compiten aquellas hogueras cuyo coste supere los seis millones de pesetas- dos artistas valencianos (Pedro Santaeulalia en Mercado Central y Emilio Miralles en Séneca-Autobussos) y cuatro alicantinos (Paco Juan en la malograda Carolinas Altas, Jesús Grau en Pla-Metal y los hermanos Mauricio y José Francisco Gómez Fonseca en la ganadora por segundo año consecutivo, Port d'Alacant).

José Iborra, presidente de la hoguera Mercado Central, no cree en las diferencias entre artistas valencianos y alicantinos. "Si plantas el monumento en Alicante, será foguera, y si lo plantas en Valencia, será falla", sentencia.

Su artista, Pedro Santaeulalia, hijo de Miguel Santaeulalia, coincide con esta afirmación en lo básico, aunque con matices. "Existen diferencias, pero son puntuales", dice. No obstante, está de acuerdo con la teoría generalizada que tacha a la foguera de estilizada y a la falla de barroca. A este hombre, que en 2001 plantará la falla de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, le influye el clima. No es lo mismo plantar en marzo que en junio, ni la luz de Alicante es la misma que inunda Valencia. "La cercanía con el mar te obliga a que el colorido sea más llamativo", opina. Y milita con el ejemplo. De hecho, su hoguera para Mercado Central lleva el lema Mirando al mar soñé, y "está inspirada por la nostalgia que sienten los valencianos hacia el mar, que está mucho más presente en Alicante", según Iborra.

Para Santaeulalia, la foguera permite líneas más vanguardistas, mientras que la falla es más clásica. Además, la luz de junio le invita a jugar con los colores para conseguir brillos que resalten con los rayos del sol.

El alicantino Jesús Grau debuta este año en categoría especial con la hoguera Pla-Metal. Cree que las diferencias entre fallas y fogueras son cosas del pasado. "No conozco a nadie que sepa definir lo que es falla y foguera", asegura. Y hace memoria: "La cuna de lo que son las fallas está en Valencia, aunque Alicante fue definiendo su propio monumento. Ahora esas diferencias ya no existen", dice. Aquellos rasgos distintivos se basaban en las profesiones de los artistas. "En Valencia los artistas eran mayoritariamente escultores y por eso había muchas figuras. En Alicante eran pintores, y trabajaban sobre planos y hacían relieves", cuenta.

Según Grau, ahora los artistas valencianos han adoptado estilos alicantinos y viceversa. Es decir, que se ha producido una simbiosis de las que dejan fuera de juego al Jorge del Gran Hermano. Una vertebración de la fiesta por la vía del monumento y la movilidad profesional de artistas falleros y fogueriles.

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