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Tribuna:RAÍCES
Tribuna
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Repartimientos malagueños

La publicación de una serie de Repartimientos malagueños nos permite replantear el problema lingüístico de la irradiación de la norma lingüística sevillana. Saber cómo se hizo la repoblación de unas tierras ganadas muy a finales del siglo XV, cuando podemos adentrarnos ya en unos comienzos de discrepancias que establecería esa insoslayable oposición entre dos normas castellanas: la arcaizante del Norte y la innovadora que se genera en Sevilla y que desde la metrópoli irradia hacia el reino nazarí, hacia Canarias, hacia América y, con la diáspora de los sefardíes, hacia tierras de Marruecos y de los Balcanes. [El repartimiento es el sistema seguido en la repoblación, después de la reconquista cristiana en la Edad Media. Consistía en distribuir casas y heredades de las poblaciones reconquistadas entre los que habían tomado parte en su conquista].Tenemos a nuestro alcance unos cuantos textos impresos con cuidado, aunque tengamos que hacer reservas, desde la filología, al quehacer de los historiadores. Precisamente en un problema -el del seseo- que es capital en nuestro interés y que tendremos que replantear desde unas grafías falaces. Los documentos incluidos en unos ricos volúmenes van de 1485 a 1491 los de Ronda, de 1492 a 1495 los de Álora y Cártama, de 1493 a 1496 los de Benalmádena y Arroyo de la Miel, de 1492 a 1496 el de Casarabonela, y de 1487 a 1496 el de Comares (aunque los documentos son de 1494).

A pesar del valor de todos estos testimonios apenas si poseemos un comienzo del trabajo que hay que realizar. Para mí son impresionantes y no sólo por lo que significan para la historia, sino porque se entreveran con la literatura y porque con ellos va naciendo la plenitud de un mapa muy hermoso al que llamamos España. Los textos tienen la emoción del alumbramiento de una nueva vida. Permítanme unas palabras que valen para otras muchas ocasiones: todas aquellas en las que sentimos el suave temblor al que llamamos historia de hechos menudos, pero que siguen llamándonos a una verdad comprobada: "Viernes diecisiete día de hebrero año de noventa y tres años, entró en la dicha villa con su mujer e hijo el alcaide Alonso Palmero. Tomó la vecindad para sí como uno de los treinta vecinos".

La historia dura todavía y nosotros contemplamos ciudades que nos emocionan. Gentes que hablan nuestra lengua con personalidad y donosura. Casas albeadas en paisajes de campiña o serranía. Hermosísimos conjuntos en los que gustamos perdernos y que nos arraigan en calles con macetas que retrepan por escalones de piedra y que nos conducen a los serijones donde el sol reverbera y la brisa tiene amables palpitaciones. A finales del siglo XV se conformó una presencia a la que nos sentimos arraigados. Paisajes, gentes, moradas bellísimas. Es nuestra vida en un pedazo de España. He venido de lejanas tierras y los viejos Repartimientos me hablan con voces emocionantes. Andalucía mía.

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