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Cinema Jove se inaugura con una sobria gala y una floja comedia española

El certamen premia a Fernando Ramallo

La 15ª edición de Cinema Jove echó a andar anoche con una modesta ceremonia inaugural, celebrada en L'Hemisfèric, en la que se entregó el premio Un futuro de cine al joven actor madrileño Fernando Ramallo. Como colofón al acto, el festival estrenó, fuera de concurso, la película española Maestros, de Óscar del Caz, una comedia costumbrista y coral rodada en parte en Valencia. Por la mañana ya habían comenzado las proyecciones del certamen.

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Sin el glamour de otros festivales cinematográficos, Cinema Jove vuelve un año más a enarbolar la bandera de la discreción para abrir los ojos al mercado del cortometraje y al cine realizado por directores jóvenes. En la gala de apertura, presentada por la actriz Elsa Pataky, sólo hubo un detalle espectacular que se salía de la rutina de este tipo de eventos: los actores y el director de la película Maestros aparecieron junto al escenario a bordo de un llamativo Cadillac blanco. El resto fue como en anteriores ediciones. No aparecieron las grandes estrellas internacionales ni adornaron el protocolo las primeras autoridades de la ciudad y la Comunidad Valenciana. Fue una gala corta y exenta de grandes momentos en la que el acto estrella fue la entrega del galardón Un futuro de cine al actor Fernando Ramallo. Con cuatro largometrajes como único aval, Ramallo ve reconocido así su trabajo como uno de los actores veinteañeros más prometedores del país.El escritor José Luis Sampedro y buena parte de la nueva generación de actores hispanos fueron los personajes más relevantes que asistieron a la inauguración.

Pero el grueso de los invitados especiales de la gala pertenecían al equipo técnico y artístico del filme Maestros, que se proyectó para cerrar el acto. La película supone el debú en la dirección de largometrajes de Óscar del Caz, un joven que había apuntado maneras como cineasta en sus anteriores trabajos en el campo del cortometraje. Sin embargo, su puesta de largo no puede ser catalogada de brillante, debido principalmente a la poca consistencia de una historia que sólo parece apoyarse en su brillante quinteto protagonista. Las referencias a la comedia costumbrista española de los años cincuenta y sesenta se quedan sólo en esbozos de un pasatiempo que ni siquiera logra arrancar la sonrisa del espectador.

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