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Los minusválidos denuncian que las empresas incumplen la ley al no contratarlos El paro entre los discapacitados es del 70%

La ley obliga a las empresas privadas de más de 50 trabajadores a contratar al menos un 2% de discapacitados. Sin embargo, "muy pocas" cumplen esa obligación, según la Confederación Andaluza de Minusválidos Físicos (CAMF). Desde esta organización se reivindica el empleo no sólo como un instrumento de independencia económica, sino también de integración social.

La Confederación Andaluza de Minusválidos Físicos (CAMF) estima que entre sus miembros el paro ronda el 70%, un porcentaje que triplica con creces los índices de desempleo. Por la experiencia de la CAMF, los discapacitados no escapan a la precariedad del mercado de trabajo y los pocos que consiguen un empleo, firman contratos por períodos cortos o de duración indeterminada.El perfil de los minusválidos contratados es el de una persona joven, entre 25 y 45 años, y de cualificación media baja. La oferta de trabajo se concentra casi en su totalidad en el sector servicios y es levemente superior para los hombres (53%) que para las mujeres (47%).

Alicia Damas, coordinadora del Servicio de Atención Integral de la CAMF, un programa orientado a la inserción laboral de los minusválidos, reconoce que las deficiencias de la formación -sumadas a los prejuicios- dificultan una mayor integración en el mundo del trabajo. A medida que aumenta la edad, la preparación es menor y por tanto disminuyen las posibilidades de encontrar un trabajo.

Los más jóvenes, en cambio, van siendo más conscientes de que además de las reticencias empresariales, deben vencer la barrera que supone la escasa cualificación que posee el colectivo. Por eso, el Servicio de Atención Integral no sólo ayuda a los minusválidos a buscar un empleo, sino que organiza cursos de formación para el colectivo.

Sin salida laboral

Damas resalta el esfuerzo que están haciendo especialmente los más jóvenes para mejorar su capacitación, pero exige la correspondiente respuesta del mercado de trabajo para que no se conviertan en "cursillistas" sin salida laboral. "No queremos más ventajas que nadie, sino que nos den las mismas oportunidades", reclama.

Gonzalo Rivas, portavoz de la Confederación, añade que el empleo no es sólo un medio para conseguir una remuneración, "sino la prueba fehaciente de la integración social" de los discapacitados. En su opinión, el elevado índice de paro entre el colectivo no es azaroso, sino que responde a una suma de trabas complicadas de superar: desde las barreras arquitectónicas que dificultan el desplazamiento hasta los prejuicios sociales que frenan una mayor incorporación el mercado laboral.

Desde la Confederación Andaluza de Minusválidos Físicos se apunta un dato sociológico: el perfil del discapacitado está experimentando un cambio. Antes eran personas que tenían una minusvalía por una enfermedad congénita o de la infancia. En la actualidad, hay un porcentaje alto de jóvenes que han sufrido un accidente de tráfico, de personas mayores con patologías degenerativas e incluso de trabajadores que engrosan las listas de la siniestralidad laboral.

"A veces te encuentras con chavales de 30 años, formados en una profesión, con experiencia, pero que por un accidente se quedan desconectados del mundo. Hay que concienciarlos a ellos, a los empresarios y a la sociedad de que la vida sigue, y que si no pueden trabajar en una cosa, pueden hacerlo en otra. Nuestra labor justamente apunta a cambiar la mentalidad y abrir puertas".

En Andalucía hay casi 400.000 minusválidos físicos, según el censo de la Consejería de Asuntos Sociales. La confederación estima que la cifra real es más alta, ya que ese dato no incluye a los mayores de 65 años ni a muchos residentes que aunque son discapacitados no están censados.

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