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El PP vasco vuelve a pedir en sus congresos el adelanto electoral para sustituir al nacionalismo

Javier Casqueiro

La ponencia política del X congreso del PP de Vizcaya, que comenzó ayer y al que seguirán los de Guipúzcoa y Álava las dos próximas semanas con propuestas similares, subraya en negrita y con mayúsculas el objetivo de este partido desde las elecciones autonómicas: "La sustitución democrática del nacionalismo". Pese a los últimos movimientos del lehendakari o de los socialistas vascos, el PP de Euskadi no varía ni una coma de sus tesis: "El PNV ha agotado un ciclo", existen otros partidos consolidados y sin miedo "a asumir la dirección del país" y reafirma que sólo cabe anticipar la cita con las urnas.

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Antonio Basagoiti, portavoz municipal y responsable del documento político que empezaron a discutir anoche en un hotel de Bilbao los 120 delegados del congreso del PP de Vizcaya, deja las cosas claras desde su título: "Una nueva etapa: la sustitución democrática del nacionalismo". Basagoiti inicia su exposición con un análisis retrospectivo de lo ocurrido en Euskadi desde la restauración de la democracia.El dirigente del PP parte de que antes de recuperar la democracia, en el País Vasco "no existía unidad política" ni ningún nexo de unión administrativa entre sus territorios; ninguna de esas provincias "tenía la más mínima autonomía" salvo la que disfrutaba Álava con la supervivencia del Concierto Económico; los partidos, tras haber estado prohibidos en el régimen anterior, "necesitaban una recomposición casi total"; y la actividad terrorista de ETA estaba en un momento álgido. Los populares, eso sí, admiten que PNV y PSOE habían logrado mantener vivas durante la dictadura sus estructuras.

Tras este panorama, Basagoiti constata que "el PNV asumió el liderazgo del país" y que "no debe haber reparo en reconocer que todas las demás fuerzas políticas asumieron tácticamente su tutela".

Este discurso político del PP remacha a continuación que, con la democracia, los partidos recompusieron rápidamente con la Constitución y el Estatuto de Autonomía los dos pilares fundamentales de la comunidad vasca, hasta transportarla a "un potencial de autogobierno sin parangón en cualquier régimen político". Y detalla entre los otros hitos de la historia de Euskadi, primero, el Pacto de Ajuria Enea en 1988, y luego da un salto hasta 1997 para destacar los sucesos ocurridos ese verano en Ermua, con la reacción unánime de los partidos democráticos frente al asesinato del edil del PP Miguel Ángel Blanco. Ese hecho le sirve al PP para concluir que aquella unidad pudo ser el principio del fin de ETA y que "fue entonces cuando el PNV cometió su gran error, y en lugar de profundizar en la acción conjunta emprendida con los demás partidos democráticos tuvo miedo de que se produjera un efecto de desprestigio para todo el nacionalismo vasco y optó por aproximarse a ETA".

La ponencia interpreta que, como resultado de ese análisis, el PNV, Eusko Alkartasuna y ETA "alcanzaron determinados acuerdos" que primero fueron secretos. Y que luego se plasmaron en el "frente de Estella, el alto el fuego de ETA y, sobre todo, el comunicado de la organización terrorista" del 18 de septiembre de 1998 en el que se revela "la existencia de todo un proyecto político y una estrategia para desarrollarlo, que implicaba no el inicio de un proceso de paz, como PNV y EA querían aparentar, sino un proceso de construcción nacional de Euskal Herria y de ruptura con España y Francia, que significaba la más agresiva ofensiva nacionalista hasta entonces conocida".

El PP apunta que el resultado de ese proceso ha llevado a "un país políticamente destrozado, marcado por divisiones cruzadas". Y resalta que se ha alcanzado ese punto tras "20 años bajo la dirección política casi hegemónica del PNV" que lejos de rectificar se propone reincidir en su proyecto exclusivamente nacionalista. El ponente minimiza la aportación de los críticos dentro del PNV al señalar que los "mínimos gestos de distanciamiento respecto a la izquierda abertzale no ofrecen la más mínima credibilidad".

El PP, por último, entiende que esta situación "pide a gritos un cambio en la dirección política del país", que su partido "está dispuesto a asumir, para reorientarla hacia un futuro integrador". Los populares opinan que esa opción sería compartida por una "amplia mayoría social, que ni quiere independencia, ni se considera con derecho a reclamarla ni la cree conveniente desde un punto de vista práctico", incluida la mayoría del electorado nacionalista.

En el camino para reencontrar esa nueva y amplia mayoría, en la que el PP ve claramente al PSE, los populares reclaman al PNV "un cambio de dirección política profundo y auténtico", en el que no sólo se rectifique la dirección emprendida en su día con Estella. Se exige que se produzca "desde la profunda convicción de su fracaso" y que no sea, como mantiene el presidente del PNV, Xavier Arzalluz, al que no se cita por su nombre, para "saber en qué otro momento puede repetirse". Para enfocar el nuevo rumbo, "falta saber quién debe hacerlo". Y eso sólo lo contestan las urnas, por lo que el PP insta de nuevo a convocar elecciones.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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