El sino español de Katanec
El seleccionador de Eslovenia, Srecko Katanec, se ha convertido en sólo dos años en el héroe nacional de su país, al que ha puesto en el mapa futbolístico con su clasificación para el europeo. Katanec se ha sacado de la chistera un equipo tenaz y extraordinariamente trabajador en un país sin pedigrí alguno en este deporte. Basta comprobar que dos años antes de la independencia de Eslovenia, ocurrida en 1992, Katanec fue el único jugador esloveno que estuvo en la convocatoria de Yugoslavia para el Mundial de 1990. Un torneo en el que precisamente el equipo yugoslavo eliminó a España. No sería la última vez que el actual seleccionador esloveno se viera con el fútbol español. En la segunda gran cita internacional de su carrera, Katanec formó parte del equipo titular que perfiló su padrino e íntimo amigo Vujadin Boskov -hoy técnico de Yugoslavia- para enfrentarse al Barcelona de Johan Cruyff en la final de la Copa de Europa de Wembley. Esa vez Katanec tuvo menos suerte que en la cita mundialista de Italia.El técnico esloveno inició su carrera en el NK de Ljubljana, de donde pasó al Olimpia de la hoy capital eslovena. Era un jugador de media cancha, de paso lento y muy laborioso que se distinguía en ataque por su buen remate de cabeza, faceta del juego que manejaba muy bien dada su gran estatura. Era, sobre todo, un especialista en las jugadas a balón parado donde siempre peinaba la pelota para la llegada de otro compañero. Con esta cualidades recaló en el Croacia de Zagreb y más tarde fue reclamado por el Partizán de Belgrado. De ahí se fue a la Bundesliga. En el Stuttgart aprendió lo que él mismo define hoy día como "ética de trabajo alemana". Un principio que ha aplicado punto por punto en la selección eslovena: trabajo, trabajo y trabajo.
Katanec sólo estuvo una temporada en Alemania (88-89), porque rápidamente el calcio le llamó a filas. Boskov se lo llevó al Sampdoria, donde se convirtió en el verdadero portavoz del técnico yugoslavo sobre el campo. Con el equipo genovés ganó una Liga y una Copa italianas, y una Recopa.
Su curioso periplo internacional estuvo marcado por la partición yugoslava. Katanec, que siempre presumió con orgullo de su condición de esloveno, jugó 31 partidos con Yugoslavia y tuvo tiempo de participar en otros cinco con su país, antes de su retirada y su paso a los banquillos. Dirigió a la selección sub 21 de Eslovenia, cargo que compatibilizó con la dirección del NK Gorica.
El 1 de julio de 1998, la federación eslovena decidió nombrarle seleccionador después de que el equipo sólo fuera capaz de ganar uno de los ocho partidos de clasificación para el Mundial de 1998. Eslovenia no estaba entre los cien primeros equipos del ránking de la FIFA y en sólo dos años Katanec ha conseguido el milagro: Eslovenia ha entrado en la Eurocopa tras eliminar en la repesca a la Ucrania de Shevchenko y Rebrov. Y ya ha pegado dos sustos de órdago a dos grandes: hace apenas un año Eslovenia se puso 0-2 en Saint Denis frente a Francia en un amistoso en el que los campeones del mundo tuvieron que exprimirse al máximo para remontar (3-2) y en su debú en un torneo oficial le arrancó un empate al conjunto yugoslavo, al que fue ganando por 3-0. "El alumno Katanec le dio una soberana lección a su maestro Boskov", fue uno de los titulares más manejados por la prensa balcánica tras el partido.
Ahora, la siguiente estación es España y, guiados por los milagros de Katanec, 8.000 eslovenos se desplazarán al partido. El seleccionador es precavido: "Los españoles están vivos, frente a Noruega les faltaron ideas, pero son menos individualistas que los yugoslavos; España es un equipo con mayor espíritu colectivo". Su antídoto, la ética alemana: trabajo, trabajo y trabajo.
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