Por fin, algo más barato en Londres

Desde enero de este año estoy viviendo en Londres, y estaré aquí hasta finales del verano. Londres es una ciudad impactante. Una amalgama de razas y costumbres que le dan un carácter cosmopolita que pocas ciudades en el mundo deben tener. Sin embargo, todo tiene sus pros y sus contras. Una ciudad como Londres te cobra en especias la experiencia de vivir aquí. No en vano, es la tercera ciudad más cara del mundo después de Tokio y otra ciudad japonesa cuyo nombre no recuerdo.Desde que llegué he tenido que hacer milagros para ajustar mi presupuesto. Con ingresos

en pesetas, he ido reduciendo mis gastos a lo imprescindible. Todo resulta al menos tres y cuatro veces más caro. El transporte público, bastante deficiente y colapsado, es extraordinariamente caro. Un billete de metro sencillo, limitado al casco central, está, al cambio, en 500 pesetas. Si el trayecto se prolonga al extrarradio de la ciudad, la tarifa sube a 980 pesetas. He tenido que comprar un abono mensual para moverme por Londres por la exorbitante suma de 28.000 pesetas, y, aunque no lo parezca, ¡es la alternativa más económica! De los alquileres, ni hablar. Pago unas 98.000 pesetas por una habitación. Los precios en el supermercado se triplican y las actividades de ocio son impensables. El comer en cualquier discoteca está por las 3.300 pesetas sin consumición, y el cine, en 2.100 pesetas.

Me estoy preguntando desde que llegué si existe algo más barato que en España. Después de meses de búsqueda, he encontrado dos cosas. La primera me ha extrañado bastante, pues los ingleses suelen cobrar por todo; son los museos. En su mayoría son gratis. Puedes ir al British Museum y contemplar, entre otras mil maravillas, las espléndidas esculturas griegas expoliadas de las cuatro fachadas del Partenón sin pagar un duro. La National Gallery y la Tate Gallery, entre algunos otros museos, también son gratis.

La segunda cosa más barata en Londres ya no me asombra tanto. Una vez más, el libre mercado se encarga, aun en ciudades como Londres, de permitir la libre competencia y abaratar los servicios. El mercado de telefonía inglés está realmente liberalizado. Existen decenas de operadores de telefonía que ofrecen servicios de llamadas desde cualquier teléfono público o privado. Compras una tarjeta en cualquier tienda o estanco y te identificas con un código llamando a través de un número gratuito. He llegado a encontrar tarifas de hasta "14 pesetas el minuto" para llamar al resto de Europa. Todas las tarjetas tienen las tarifas anunciadas en los puntos de venta, con lo que puedes conocer cuáles son las más competitivas, dependiendo del destino de las llamadas.

¡Y todavía nos creemos la historia de que nuestro mercado de comunicaciones, capitaneado por nuestra querida Telefónica, aun con el derecho exclusivo de las llamadas locales y desde teléfonos públicos, está liberalizándose! ¡Os recomiendo que vayáis con 14 pesetas a un teléfono público a ver dónde conseguís llamar!- Antonio Ladrón de Guevara Martínez. Barcelona.