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EUROCOPA2000La jornada de ayer

Francia da brillo a su candidatura

Los campeones del mundo golean a Dinamarca con un fútbol directo y luminoso

José Sámano

Con un equipo capaz de conjugar talento y velocidad, Francia dejó en Brujas una huella inquietante para todos los aspirantes al trono. Goleó al animoso equipo danés con una solvencia extraordinaria y dibujó momentos de gran brillantez. Como los tres goles. Tres acciones relampagueantes, guiadas todas ellas por el mismo molde: el talento al servicio de la velocidad. O lo que es lo mismo: Zidane, que parece tener un láser en el pie y más de un microchip en el cerebro, como guía de Henry, un pura sangre con habilidad para definir, clase para asistir y glóbulos de sobra para incordiar sin desmayo. Bien arropados por la mayoría de sus compañeros, Zidane y Henry acomodaron el partido para Francia, cuyo fútbol, al menos por lo exhibido en su estreno en la Eurocopa, tiene más recursos que en tiempos de gloria mundialista. Si no se tuerce -su juego o el destino- parece un aspirante con todos los galones.Y lo cierto es que los campeones del mundo arrancaron con cierta atrofia. Con un fútbol pálido y más grietas de las esperadas. De entrada pasó un mal trago, y Barthez aguantó al equipo. Sobre todo en un mano a mano con Tomasson tras un fallo calamitoso de Desailly a los dos minutos. El futuro portero del Manchester United acertó a estirar la pierna izquierda para frustrar el ingenuo remate del danés. Un error casi inmediato de Blanc, dejó a Sand frente al calvorota portero francés, que acertó de nuevo. La crecida del tosco equipo danés tuvo más que ver con la empanada mental de los franceses que con las virtudes de Dinamarca, si es que tiene alguna que no sea el coraje.

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Anelka, poco activo y desconectado

Francia sí las tiene. Mantiene los distintivos del Mundial 98 -mucho sentido táctico y Zidane, un manantial de talento- y ha mejorado notablemente su ataque. De ahí sus tropezones en defensa, su línea más desamparada por el aire ofensivo con que Roger Lemerre ha envasado al equipo. Por las bandas, Djorkaeff y Henry apenas reculan, con lo que los laterales siempre están en inferioridad, como les ocurre a Deschamps y a Petit por el centro. Es el precio que paga un equipo que no se concede una pausa para especular. Está perfilado para el ataque y juega con una doble velocidad: en corta para dibujar la transición y a mil por hora en cuanto Zidane hamaca la pelota. Da gusto verle, hasta cuando se equivoca. Una vez que Zizou estruja el balón al pie, Henry, Anelka, Djorkaeff y, en muchas ocasiones los laterales, pisan el acelerador. Y Zidane interviene una y otra vez. Es solidario con todos. Lo mismo auxilia al compañero en apuros para trenzar el juego, que pone al delantero que se preste al borde del gol.

Así se pasó la tarde, alegrando la vista a Henry y Anelka. Con semejante ayuda, el primero tuvo un protagonismo superlativo. Ha mejorado de forma extraordinaria su coordinación de movimientos y ha aprendido a imantar el balón al pie lo que concede un horizonte infinito a su poderosa zancada. Encima ha aliviado sus enredos ante el gol, como desmostró en el segundo tanto francés. Escorado frente al histriónico Schmeichel resolvió con una delicadeza suprema. También participó en el tercer gol, el que cerró la jornada.

Lo de Anelka es otra cosa. Estuvo desconectado toda la tarde. Pese a eso, Francia manejó la mayor parte del duelo con mucha solvencia. Sólo la encomiable actitud de los daneses le hizo manterse alerta. Especialmente en la apertura del segundo tiempo. Lo advirtió Lemerre, que retiró a Djorkaeff, dio paso a Vieira y asunto resuelto. Con Vieira, un jugador de perfil más defensivo, el equipo se arropó mejor, pero no se encongió. Porque allí seguía Zidane al mando, incansable, terco hasta para equivocarse de vez en cuando. También estaba Henry, un demonio al que los daneses no pudieron exorcizar jamás. En este juego, cuando el talento alimenta la velocidad la gloria queda más cerca.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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