Ingleses, alemanes y turcos, los temidos
Ingleses, alemanes, holandeses, belgas y turcos, son los hinchas considerados más peligrosos. No así españoles o italianos, donde los brotes de violencia se reproducen en competiciones de clubes, prácticamente nunca cuando juegan sus selecciones. En Holanda se calcula que hay cientos de jóvenes, entre 15 y 25 años, organizados en bandas con estrategias militares. En Bélgica, hay entre 200 y 500 hinchas con categoría C, que en términos policiales equivale a máxima peligrosidad. Según la policía alemana, en este país alrededor de 2.500 jóvenes han hecho del hooliganismo una forma de vida. Incidentes provocados por radicales alemanes en la ciudad de Lens, durante el Mundial de Francia de 1998, causaron gravísimas heridas a un gendarme local. A la ya mala de por sí reputación de las hinchadas turca e inglesa se añade ahora los dramáticos precedentes de los duelos de la Copa de la UEFA entre el Galatasaray y el Leeds -dos muertos ingleses en las calles de Estambul-, y entre el Arsenal y el mismo equipo turco. Por todo ello, tanto un país como otro han adoptado medidas excepcionales. - Controles fronterizos. Emborracharse, cualquier atisbo de comportamiento racista y la violencia verbal, son motivos suficientes para repatriar en la frontera holandesa a los aficionados. Diversas unidades móviles de la policía militar holandesa realizan estos días numerosos controles en las fronteras con Bélgica, Alemania y Francia. Se trata de impedir, en la medida de lo posible, el paso de hinchas vandálicos. La policía militar holandesa -que ha movilizado a 650 agentes para controlar específicamente las fronteras, aeropuertos y recintos portuarios- tiene las listas negras de los hooligans de cada país, facilitadas por los departamentos de Interior de cada participante. En la ciudad holandesa de Driebergen, las policías belga y holandesa han fijado un centro común de datos con los hinchas violentos censados. Las autoridades han advertido de que tendrán muy en cuenta no sólo a aquellos que estén "fichados", sino el comportamiento de todo aficionado al llegar al país. 1.500 policías alemanes patrullan la frontera con Holanda para cerrar el paso a "turistas" no deseados. Las medidas han llegado al extremo de que en Alemania la policía ha visitado personalmente en sus domicilios a varios hinchas etiquetados como violentos para subrayarles por enésima vez que no pueden viajar al torneo.
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