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Reportaje:EUROCOPA 2000

Dos países blindados contra los 'hooligans'

José Sámano

Con un supercasco acristalado hasta la mandíbula, un lanzador imponente de gases lacrimógenes en el puño y un uniforme de asalto con más protectores que un jugador de hockey hielo, algunos de los policías que estos días se observan en Bruselas conceden a la ciudad un aire futurista, como si algún cineasta estuviera rodando una secuela de Robocop. De hecho, los propios belgas han bautizado al nuevo cuerpo de policías que custodiarán las ciudades durante la Eurocopa como Robocops. Se mueven en camionetas oscuras, debidamente reforzadas, y siempre tienen a punto unas alambradas de espino con las que acordonar una zona determinada en caso necesario. Han sido instruidos por expertos en la lucha callejera, principalmente por colegas británicos y alemanes acostumbrados a vérselas con los hooligans. Instructores que les han puesto en forma para intervenir en un tiempo máximo de diez minutos desde que suceda el incidente. Cuentan,además, con una docena de vehículos blindados adquiridos en Irlanda del Norte. Están preparados para una batalla extradeportiva que se ha convertido en la piedra angular del campeonato. Bruselas, la capital de la Europa sin fronteras, vive atemorizada con la llegada de miles y miles de vecinos comunitarios con mala reputación: los hooligans. Y su vecina Holanda, tan progresista y cosmopolita, tiene otro nudo en la garganta. Las medidas se han extremado al máximo. Tanto que el torneo ya tiene un eslogan evidente: "Tolerancia cero".Bélgica tiene en alerta a 18.000 policías nacionales y 20.000 efectivos comunales. Entre todo este ejército hay 6.500 específicamente destinados a la Eurocopa y en cada partido habrá entre 1.500 y 3.000 agentes. Para la inauguración están previstos 1.600 y en partidos como Inglaterra-Alemania y Bélgica-Turquía, no menos de 3.000. Sólo la ciudad de Bruselas ha invertido 560 millones de pesetas en seguridad. El presupuesto de ambos países en este capítulo asciende a 3.000 millones de pesetas. Los holandeses han asignado de forma permanente a la Eurocopa a 4.000 policías y mantendrán en guardia a otros 20.000. Dos mil agentes se encargarán de la seguridad en los partidos de máximo riesgo en sede holandesa, cuando en el encuentro de mayor tensión en la competición local, el Ajax-Feyenoord, se movilizan unos 700. El despliegue previsto tiene tal magnitud que algunas pequeñas poblaciones, tanto belgas como holandeses, temen quedarse desamparadas, al tenerse que movilizar sus policías hacia zonas fútbolconflictivas.

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- Penas en la Cruz Roja. Bélgica ha anunciado que los hinchas violentos que hayan sido considerados culpables de causar destrozos materiales o de atacar a otras personas durante la Eurocopa cumplirán su pena realizando trabajos sociales en este país. Las personas que cometan actos de vandalismo deberán trabajar 75 horas en este tipo de programas. En una primera fase, trabajarán como socorristas de Cruz Roja, ayudantes del entrenador en un club local o acompañando a un policía. Durante la segunda fase, deberán hacer trabajos de mantenimiento en un club de fútbol durante como mínimo 35 horas. El programa terminará con una serie de discusiones para que los violentos cuenten los hechos ocurridos y traten de disminuir su agresividad. Por otra parte, los culpables de cometer violencia física seguirán una terapia de grupo. Estos hinchas violentos se verán cara a cara con sus víctimas y deberán aprender a reaccionar sin recurrir a la violencia en situaciones conflictivas. Un juez decidirá si les impone además penas judiciales.

- Garajes-celda en Charleroi. Los 270.000 habitantes de Charleroi esperan aterrados la invasión de hooligans ingleses y alemanes prevista para el próximo día 17, fecha del Inglaterra-Alemania. La policía local tendrá refuerzos. No sólo llegarán a la ciudad en los días previos al partido numerosos colegas británicos y alemanes, sino que se desplazarán expertos en la lucha contra el hooliganismo, los llamados spotters. La comisaria de policía local, Francine Biot, ha advertido de que no tolerará el más mínimo altercado. Prueba de ello es que los garajes de las comisarías de Charleroi se han convertido en centros temporales de reclusión. Se han acondicionado para acoger durante el torneo hasta un millar de hooligans, a los que se podrá aplicar un arresto administrativo de 12 horas. Antes de los partidos estará prohibida la venta de alcohol.

- Jueces en los estadios. Tanto en Bélgica como en Holanda se ha previsto la presencia de jueces en los estadios. Bruselas, además, ha previsto un procedimiento de comparecencia inmediata de los delincuentes, que serán juzgados en un plazo máximo de siete horas.

- Cerveza rebajada. Eindhoven tampoco quiere problemas. El próximo lunes acoge el Inglaterra-Portugal, para que el se prevé la llegada de 20.000 hinchas británicos durante el fin de semana. Las autoridades locales han permitido a última hora que los bares estén abiertos sábado y domingo. Pero, eso sí, a cambio, de que sustituyan su cerveza habitual, con 5% de alcohol, por otra de 2,5%. Bélgica, donde hay más de 250 marcas de cerveza diferentes, entre ellas las de mayor graduación alcohólica, no ha anunciado por ahora medidas de este tipo.

- Sin limitaciones al hachís. Los famosos coffee-shops holandeses, recintos en los que está permitida la venta y el consumo de hachís y marihuana -un máximo de cinco gramos por persona, siempre mayores de edad-, seguirán funcionando durante el torneo. En Amsterdam, donde hay unos 230, la Amsterdam's Cannabis College ha mantenido un largo pulso con las autoridades locales, que finalmente han cedido para evitar males mayores. Para Roland Dam, fundador de esta asociación, la decisión de las autoridades es una gran noticia "para toda la ciudad, e incluso para el torneo, porque el fumar relajará a los hinchas, que verán las cosas de otra manera". En Rotterdam, el alcalde, Ivo Opstelten, ha limitado las horas de venta de alcohol, pero no el cannabis.

- Entradas nominativas. Todos las entradas serán nominativas: para tener un conocimiento exacto de todo el que entra al estadio y para paliar los efectos del mercado negro, de la reventa. Para acceder a los campos es indispensable llevar también un documento de identidad. Quien quiera entrar con algún objeto que pueda ser considerado peligroso deberá solicitar un permiso especial. Manolo el del Bombo, por ejemplo. Pintarse la cara con los colores del equipo o incluso llevar distintivos nacionales puede acarrear problemas.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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