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Putin asume el control de Chechenia para enfrentarse a la guerra de guerrillas

Vladímir Putin, el presidente ruso, toma el control directo y total de Chechenia. El decreto promulgado ayer por el presidente ruso, cuya entrada en vigor es inmediata, supone que, a medio plazo, es impensable pensar en la convocatoria de elecciones en Chechenia. Los combates de las últimas semanas han dejado meridianamente claro que, aunque los generales rusos insistan en que ha terminado "la fase militar" del conflicto, éste, convertido en guerra de guerrillas, puede prolongarse durante años.

Tuvieron que pasar unas horas para que se aclarase el sentido exacto del decreto de Putin "sobre la organización de los órganos del poder Ejecutivo en la República de Chechenia" y de un proyecto de ley enviado al Parlamento para dotar al primero de base jurídica. Serguéi Ivanov, el secretario del Consejo de Seguridad, desvaneció las dudas al explicar que, en la práctica, el presidente tomó ayer "todos los poderes" en Chechenia y que los ejercerá durante al menos dos o tres años. Ayer parecía inminente que Putin nombrase al nuevo jefe de la Administración de la República, que estará sometido además a la supervisión inmediata al general Víktor Kazántsev, virrey para el Cáucaso, uno de los siete grandes distritos que el líder del Kremlin se ha sacado de la manga para reforzar el poder central.

Nikolái Koshman, que, con el rango de viceprimer ministro ruso, ha venido actuando como administrador civil, parece el principal candidato para asumir el mando, aunque cabe imaginar que, en la práctica, estará condicionado por la presencia en Chechenia de decenas de miles de soldados rusos.

Victoria militar

Aslán Masjádov fue elegido presidente en 1997, cuando Chechenia funcionaba como un país independiente, en unos comicios limpios. Borís Yeltsin los convalidó al negociar con él acuerdos destinados a resolver el conflicto con Rusia. Pero el Kremlin no le reconoce ya como interlocutor y Masjádov se limita a lanzar inútiles y desesperados llamamientos a la negociación desde su refugio en las montañas.

Entretanto, la posibilidad de una victoria militar absoluta se desvanece día a día, con cada emboscada, con cada atentado, con cada reaparición de los rebeldes en zonas supuestamente bajo el total control ruso. Ruslán Jasbulátov, checheno, expresidente del Sóviet Supremo ruso, uno de los dirigentes del movimiento que desafió en 1993 al poder de Borís Yeltsin, asegura en una entrevista publicada en el diario digital Gazeta.ru que hay tantos combatientes ahora como al principio de la guerra, y que los muertos son reemplazados por familiares que buscan venganza. Puede que exagere, pero la cifra de entre 2.000 y 3.000 boievikí (combatientes rebeldes) que maneja el mando ruso seguro que se queda corta.

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En los últimos días, los independentistas han dado notables muestras de audacia y capacidad de golpear en cualquier lugar de Chechenia, como el ataque suicida contra la base rusa de Aljan-Yurt y la emboscada que, cerca de Grozni, dejó gravemente herido a un coronel de las tropas de Interior, Valeri Konovalov.

Ya se habla incluso de la posibilidad de que se prepare una contraofensiva para recuperar la capital, igual que ocurrió en la anterior guerra. El vicejefe del Estado Mayor, general Valeri Manílov, descartó ayer que exista el riesgo de penetración de grupos guerrilleros de importancia en la ciudad y, de paso, admitió que hay unos 500 combatientes rebeldes camuflados entre los 130.000 habitantes de Grozni.

El mando de las tropas federales admite ya 2.357 muertos y 6.888 heridos, aunque los comités de madres de soldados estiman que la primera cifra debe multiplicarse por tres para acercarse a la real.

No es fácil imaginar cómo es posible, en estas condiciones bélicas, artícular una administración civil que ponga en marcha una reconstrucción efectiva. Pero eso es justo lo que pretende Rusia. El primer ministro, Mijaíl Kasiánov, aseguró ayer que se dará prioridad a restaurar las infraestructuras esenciales y los sistemas de sanidad y educación. Un comunicado gubernamental señala que sólo en el año 2000 se asignarán para este objetivo unos 50.000 millones de pesetas. Sin embargo, será el esfuerzo de guerra el que seguirá concentrando la mayor parte de la inversión federal en Chechenia.

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