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Estridencias

Cuanto más estridentes, más inconsistentes. Dice un personaje de Woody Allen que, cada vez que escucha música de Wagner, le entran ganas de invadir Polonia. Ignoro si a Carlos Fabra, pese a su afición por los boleros, le produce ese efecto el compositor de Leipzig, aunque su facilidad para inflamarse permite sospecharlo. Ante un grupo de jóvenes dirigentes populares, el presidente de la Diputación de Castellón dedicó el sábado una retahíla de improperios a los responsables de las universidades. "Ayatolás", "integristas fundamentalistas" o "radicales nacionalistas" son algunos de los piropos que les regaló para culminar una semana sobrecargada de pólvora retórica. El propio presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, contribuyó el jueves a los fuegos artificiales con unos duros reproches hacia quienes critican la preocupante situación de las listas de espera hospitalarias. "La más despiadada demagogia basada en la falsedad y en la mentira" les atribuyó el presidente, echando mano de una argumentación gruesa a la que se está acostumbrando demasiado. Al día siguiente, el consejero de Sanidad, Serafín Castellano, en un arranque de nostalgia por su ejecutoria de karaoke parlamentario en la anterior legislatura, repitió casi literalmente las aseveraciones de su jefe. Ayer mismo, el director de la Agència Valenciana de Turisme, Roc Gregori, calificaba en Calp como "una veleidad, una simpleza" la propuesta socialista de implantar una ecotasa para que la industria turística revierta parte de sus beneficios en la costosa recuperación de ese medio ambiente que ha colonizado de forma despiadada. Los representantes del poder llevan la contaminación verbal del espacio público a unos extremos que dificultan la visibilidad. Les impulsa el pavor a que los ciudadanos lleguen a comprobar, si se disipa la niebla, que su gobierno es el puro vacío. Parafraseando el lema de un modisto que le gusta mucho a Carmen Alborch ("si no puedes ser elegante, al menos sé extravagante"), los dirigentes del PP valenciano optan por la consigna "si no puedes ser eficiente, por lo menos sé estridente".

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