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Virtuoso y maestro

El prestigioso intérprete de guitarra clásica, con el cuello ladeado hacia la izquierda, no quitaba la vista de la mano derecha del alumno David Álvarez. Álvarez, de 27 años, tocaba en ese momento el Allegro de Johann Sebastian Bach para un miembro de la Royal Academy of Music de Londres y considerado un virtuoso de la guitarra clásica, David Russell.Tras un titubeante e indeciso inicio, el alumno prefirió comenzar de nuevo su pieza para el que sería su profesor particular por unos minutos. Al finalizar la interpretación todo el auditorio -integrado por una treintena de alumnos- aplaudió junto al prestigioso músico. "Fenomenal, muy bien", le espetó el famoso intérprete. "Te voy a hacer un par de críticas generales. Hay dos cosas técnicas para aligerar esta obra. Si cada nota tiene mucho peso, no queda ligero. La sensación de flotar es lo que buscamos. Lo segundo es que al tocar un stacatto hay que tocar esa nota de en medio menos fuerte".

El alumno repitió los compases sueltos que le solicitó Russell y, efectivamente, su mano parecía soltarse y volar sobre las cuerdas: la pieza ganó en soltura y agilidad como por arte de magia. "Hay que estudiar con mucha más diferencia para que la variedad se note porque si no, luego en el escenario desaparece todo", apuntó el profesor.

El resto de alumnos que asistieron a las clases magistrales que Russell impartió en el centro de estudios musicales Amadeus de Almería atendía a las recomendaciones del maestro como si les fueran propias. "Te dice otras cosas que no te dicen los profesores en el conservatorio porque tiene mucha más experiencia y da muchos conciertos", comentaba Joaquín, que a sus 14 años ya cursa sexto de guitarra.

En el debate improvisado durante el descanso sus compañeros, que se reparten entre 4º, 5º y 6º curso, corroboraban la opinión de Joaquín y lanzaban los mensajes que, a modo de grabadora, han retenido del maestro. "Me gustó que dijera que tenemos que exigirnos mucho a nosotros mismos, tener siempre un repertorio a nivel alto y estar preparados para tocarlo siempre en cualquier momento", explica José Carlos. "También dijo que más que tener muchas cualidades, lo que importa es lo que tú te exijas", añadía Javier.

Los chavales se mostraron convencidos de que en las cuatro jornadas que invirtieron con el concertista -con una matrícula de 22.000 pesetas para activos y 10.000 para oyentes- maduraron más su manera de tocar.

No es la primera vez que David Russell se desplaza de la ciudad donde reside, Vigo, para impartir clases a alumnos de Almería, que en esta ocasión se han mezclado con participantes de todo el mundo por el Certamen Internacional de Guitarra Clásica Julián Arcas, celebrado en la ciudad la pasada semana.

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El guitarrista reconoce sus caras y sus progresos y no duda en alabar la cantera de músicos que el conservatorio almeriense sacará en breve de sus aulas. "Están muy por encima del nivel nacional en Almería. Para mí es un placer enorme venir porque mejoran mucho en estos cursos y, con sólo 14 años, tocan casi a nivel profesional", asegura el escocés aclamado por The New York Times como "un talento de extraordinaria dimensión".

Uno de los consejos lanzados por Russell estos días revela que "en los finales apoteósicos, la gente tiene que tener ganas de aplaudir antes del final". Esta regla, junto con la "musicalidad" invocada a sus pupilos por activa y por pasiva, promete futuras hornadas de buenos guitarristas y guitarristas buenos, de esos que no olvidan a quienes les ayudaron a llegar. "Sin el trabajo de Mati, profesora del conservatorio, no sería posible. Ella les engancha de manera muy bonita, con alegría a la guitarra y no con amargura", sentencia el virtuoso de las cuerdas.

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