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El legado de Marysleysis

Todavía se puede conseguir un cabello de Elián tan solo por cincuenta dólares, que al cambio son solo unas diez mil pesetas. Esto es posible porque Marysleisis , su prima segunda de Miami, pudo cortarle el pelo, al pequeño Elián, poco antes de que el FBI le rescatara de su secuestro. No es ninguna broma. El negocio existe en internet y los familiares cubanoamericanos de Elliancito han subastado los restos de la balsa en la que llego a La Florida, camisetas con la esfinge del niño y muchos otras reliquias de este milagro convertido en negocio. ¡Esto es América!Me he decidido a escribir este artículo a pesar de ser consciente de que la moda, lo políticamente correcto, es pronunciarse a favor de un futuro de libertad y de bienestar del niño cubano al lado de sus tíos segundos de Miami, protegido ideológicamente por la Fundación Cubano Americana, y creciendo en medio de las profundas convicciones que le sitúan como un segundo Moisés, salvado de los tiburones por ángeles en forma de delfines, como una premonición cierta de que su futuro pasa por el regreso triunfal de los cubanos de Miami a la tierra prometida, una vez conseguido el derrocamiento de Fidel Castro. Tampoco esto -lo de los ángeles delfines- es un chiste: es sencillamente una parte de los mensajes de las pancartas exhibidas en la puerta de la casa en donde Elián permaneció secuestrado durante cerca de seis meses. Ahora, él y su padre, siguen retenidos, aislados de las autoridades diplomáticas cubanas, en espera del recurso a la decisión del Tribunal de Atlanta que ha desestimado el asilo político de Elián que pidieron sus tíos contra la voluntad de su padre.

He leído cosas que me han parecido terribles en las páginas de opinión de este mismo periódico, escritas por respetados intelectuales cubanos anticastristas. Confieso que me siento disminuido frente a ellos. El respeto que me merece todo exiliado, con independencia de mi discrepancia con sus convicciones, me impide una respuesta directa y contundente. El drama de vivir lejos de casa por razones de discrepancia o de asilo político puede conducir al odio visceral que omnubile cualquier pensamiento razonable. Pero la esencia de quienes se han pronunciado contra el derecho de Elían a vivir con su padre en su patria, que es Cuba, me obliga a replicar. Sé que corro el riesgo de que me consideren sospechoso de no ser lo suficientemente adicto al código del liberalismo impuesto que nos reduce a todos a la condición de pertenecientes a la secta de la santa economía de mercado. Ese es el problema, porque la secta admite a países como Perú, Marruecos, Arabia Saudí e incluso China, que respetan los créditos económicos aunque no se puedan homologar en los conceptos democráticos.

La esencia del pensamiento que propugna arrebatar a Ellián de la patria potestad de su padre es de origen netamente fascista. Radica en la convicción de que un padre comunista no tiene derecho a vivir con su hijo donde voluntariamente quiera hacerlo. Que eso ocurra en el país que acogió las doctrinas y las purgas del senador Macahrty, impulsó la guerra sucia en toda América Latina, desde el Cono Sur hasta el Caribe, para acabar con todo resquicio comunista , no puede sorprendernos, aunque la reacción de la Administración Clinton, en este caso, ha sido la correcta.. Pero imaginemos por un momento que el comunismo es una ideología perversa a la luz de la caída del Muro de Berlín y del establecimiento del pensamiento único universal. Si esto fuera así, deberíamos iniciar algunas otras cruzadas para rescatar a los niños del mundo de cualquier otra perniciosa influencia. Se me ocurren algunas iniciativas a bote pronto, sin necesidad de grandes esfuerzos: deberíamos rescatar a los niños de Arabia Saudí, de Irán, de Irak o de Kuwait para liberarles del islamismo. Aquellos muchachos que estudien en colegios del Opus Dei podrían motivar a algún pariente lejano a secuestrarlos, si consideran que esta congregación es, en realidad, una secta. Podemos proseguir con los mormones, los adventistas del séptimo día e, incluso con algunas iglesias protestantes, alejadas de la ortodoxia católica.

Ahora estamos pendientes de la decisión final del dislate de pretender que un niño de seis años puede solicitar asilo político en un país que ha intervenido militarmente donde le ha venido en gana, que a la luz de los documentos que va desclasificando el Pentágono y la CIA, confirman lo que siempre supimos de su activa participación en las sangrientas dictaduras de Pinochet, Somoza o Batista.

La comunidad cubana de Miami ha conseguido enfrentarse a la opinión pública norteamericana con el tema de Ellián y mostrar el verdadero rostro de la mafia que les dirige. Su grotesca manipulación de la tragedia de un niño, escoltado por los guardaespaldas de Jorge Mas Santos y de una pléyade de viejos y nostálgicos sicarios de Fulgencio Batista, ha hecho caer en la trampa a otros exiliados cubanos que han cerrado filas con esta actitud bárbara, trasnochada y fanática.

Me llama más la atención la posición de algunos conversos, intelectuales que fueron de cámara del gobierno cubano. Algunos de ellos, destacados en otra época entre los más fanáticos ortodoxos de la revolución cubana, escriben manifiestos anticastristas pretendiendo que en Cuba se maltrata a los niños, que el padre de Elián, retenido ahora por las autoridades norteamericanas, carece de libertad para tomar la decisión de vivir en Cuba. Pues lo siento. Lamento comunicar sin ningún pudor y sin ningún temor, que conozco muchos niños felices en Cuba, que con todos los defectos que se le pueda poner al gobierno, a la sociedad y al sistema político cubano, se desarrollan en un hemisferio en donde los pequeños constituyen una especie protegida. ¡Que un padre cubano se atreva a ponerle la mano encima a un niño! ¡Que una madre decida no llevarle a la escuela! ¡Que cojan a alguien abusando de un menor! Se me dirá que la felicidad tiene que estar hermanada con la libertad de pensamiento y acción, y contestaré que ese manifiesto solo me sirve si el niño vive en un hemisferio en donde no existe mortalidad infantil, donde los niños no trabajan como esclavos y en donde tienen garantizado el derecho a la educación y a la cultura. Pero al final el dilema es el de siempre. La falta de entendimiento entre los que quieren que Cuba no exista y los que pretendemos que el pueblo cubano elija su camino de libertad, sin presiones y sin injerencias externas que marquen un rumbo por ellos. Libertad y derechos democráticos para el pueblo cubano, a partir de la renuncia de Estados Unidos a apropiarse de la isla, que es lo que lleva intentando desde que utilizó la voladura de El Maine para hacernos la guerra a España.

En esta historia de Elián, Fidel Castro tiene que estar especialmente agradecido a Marisleysis y al descarado de su padre, que han hecho de Elían el negocio de su vida a costa de fortalecer la revolución cubana como hasta hace poco era impensable. La receta empleada por Marysleysis es de resultado garantizado: utilizar los más modernos medios de comunicación para avisar a todos los padres cubanos que viven y quieren vivir en Cuba que cualquier pariente reconvertido en yanqui les puede quitar a sus hijos con el pretexto de una vida mejor en el universo de la abundancia. Todos y cada uno de los cubanos que conozco en La Habana, independientemente de su adscripción ideología y sus discrepancias con Fidel Castro, han reaccionado con toda firmeza frente a tamaña aberración. Los líderes de la comunidad cubana de Miami han demostrado su absoluta incapacidad para cualquier dialogo con los cubanos de la isla desde la premisa de que quién está dispuesto a secuestrar un niño, alejándolo de su padre porque es comunista, no tiene retorno a Cuba.

El legado de Marysleysis, después de cortar el cabello de Ellián para subastarlo en internet, es el fortalecimiento del gobierno de Fidel Castro.

No me extrañaría que en La Habana estuvieran considerando la posibilidad de darle una medalla, porque sus servicios son impagables.

Carlos Carnicero es periodista.

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