Audiencia y pluralidad

Soy un joven universitario y habitual lector de su periódico desde hace ya varios años. Me dirijo a usted en referencia a lo publicado el domingo 7 de mayo por Camilo Valdecantos (Defensor del Lector) a propósito del posible exceso de espacio dedicado por su periódico los días 4 y 5 al programa Gran Hermano de Tele-5.En dicho artículo, Valdecantos expresa sus dudas sobre si "debe un periódico de calidad ocuparse con tanta profusión de un espacio televisivo de índole tan denostada". Yo, al igual que el Defensor, no voy a introducirme ahora en el debate sobre las características de Gran Hermano, ni sobre si es oportuna o no su clasificación como telebasura. A mí, lo que me ha inquietado es la respuesta a la cuestión citada anteriormente que Valdecantos formuló a Eduardo Haro Tecglen con la intención de consultar a un "especialista cualificado".

Haro Tecglen textualmente opina: "Los periódicos no provocan la audiencia, sino que siguen a la audiencia. Es algo que está en la vida pública, en la opinión pública. No podemos estar al margen de lo que hace la gente, de lo que decide la gente". Ante tal afirmación yo me pregunto hasta qué punto un medio debe seguir a la audiencia. ¿Dónde está la frontera entre un periodismo comercial que con el único objetivo de aumentar su número de lectores recurre a ofrecer la carnaza que la gente mejor digiere, con la profesionalidad que se espera de un "Diario Independiente de la Mañana" como ustedes mismos se definen?

Es innegable que el espacio de Tele-5 ha alcanzado la condición, por méritos propios o deméritos ajenos, de acontecimiento social, y no sería bueno ocultar tal verdad, ni minimizarla, siendo lo justo reconocer que dicha popularidad le confiere un trato de noticia de actualidad y como tal debe ser reflejado por todos los medios de comunicación. El problema surge cuando nos excedemos hablando del tema y lo colocamos en el exclusivo punto de referencia a todo lo que sucede en nuestras pantallas, como hizo su periódico los días 4 y 5, simplemente porque es lo que ha despertado más audiencia y "hay que seguir a la audiencia".

En mi opinión, el término diario independiente no sólo debe significar la ausencia de intenciones manipuladoras sobre su contenido, disfrazando la verdad para conseguir fomentar ciertas ideologías o posturas (algo que ustedes, como cualquier ser humano, consiguen en parte, pues a veces se les ve un poco el plumero), sino que también debe significar estar libre en todo momento de caer en la tentación comercial de esquivar la pluralidad dentro de sus páginas, ofreciendo verdades sólo de determinados temas porque así lo quiere la mayoría de la población.

Su periódico siempre se ha esforzado por dedicar espacios en cada una de sus diferentes secciones a un amplio abanico de noticias, desde la actualidad de la prensa rosa hasta detalles de la agenda cultural, mostrando crónicas de determinados espectáculos que no se caracterizan precisamente por su masivo seguimiento popular, y comprendo la difícil tarea de decidir cuál debe ser el reparto del breve espacio de que consta un periódico para narrar la enorme realidad diaria.

El Defensor reflexionaba sobre si dedicar tanto a ese tema es correcto. Yo digo que por supuesto hay que otorgar a cada cosa el número de líneas más o menos proporcional a su peso en la sociedad, pero sin que aplaste a las demás noticias.

Es la pescadilla que se muerde la cola. El Gran Hermano es sólo un ejemplo. Los medios sólo hablan de fútbol porque es el único deporte del que sabe la gente, pero es precisamente con el fútbol con lo único con que estamos siendo continuamente bombardeados. Yo escogí su periódico porque en él veía al que más se acercaba a esa generalidad, a esa "independencia", y quiero confiar en que ustedes seguirán siendo fieles a esta línea, e incluso que continuarán luchando por mejorarla, por mucho que cambien los tiempos, por mucho que cambie la audiencia. -